Coincidiendo con las campanadas del reloj de la iglesia de San Antonio anunciando las seis de la tarde se abrían las puertas del templo para la salida de la cofradía del Resucitado, que puso el punto final a la Semana Santa.

Tras la cruz de guía, con sus respectivos faroles de acompañamiento, formaban el cortejo escasas representaciones de las hermandades de gloria y penitencia de la capital, con sus banderas respectivas, a las que seguía un grupo de hermanos portando cirios.

La presidencia la formaban miembros del Consejo de Hermandades, encabezados por su presidente, Martín José García Sánchez, así como la junta de gobierno de Columna, con su hermano mayor, Sergio Rodríguez Arboleda, al frente.

El cuerpo de acólitas, con cruz parroquial y ciriales, se situaba ante el paso de Columna, adornado con claveles rojos, que a las seis y diez de la tarde salía a ruedas desde el interior del templo a la plaza de San Antonio, donde fue alzado y situado bajo el mismo la cuadrilla de cargadores, con Luis Rodríguez como capataz, que vestían unas camisetas con la leyenda "¡Ha Resucitado, aleluya, aleluya!".

El numeroso público que se congregaba frente a la puerta principal de la iglesia irrumpió en aplausos al aparecer el paso mientras que la agrupación musical Sagrada Cena interpretaba el himno nacional.

La actual talla de Jesús Resucitado fue realizada por el escultor gaditano Luis González Rey en 1993, que cuatro años llevó a cabo diversas mejoras en la misma.

Durante el recorrido por las calles de la feligresía el cortejo fue presenciado por muchas personas procedentes de la recogida de la imagen de Jesús Despojado y continuaban los comentarios favorables sobre la ya histórica Magna del pasado sábado, que presenciaronr miles de personas

El respecto cabe señalar que la imagen del Señor de las Aguas, obra de Francisco Buiza, se dañó un dedo al golpear la cruz contra un árbol de la plaza de Mina, cuando los cargadores intentaban evitar unas motocicletas allí mal aparcadas. Luis González Rey comprobó ayer mismo la escasa importancia del percance.