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Sábado Santo

Un final en plata y cristal

  • El Santo Entierro cierra los desfiles por carrera oficial en una tarde que respetó el tiempo

 UNA rosa bajo la urna es el único exorno del paso del Cristo yacente. Una obra de tanta valía, tan excepcional, en plata y cristal entiende la hermandad que no necesita más decoración que esa rosa roja que lucía ayer. La cofradía del Santo Entierro cerraba las estaciones penitenciales de 2014. A pesar de las dificultades que en principio planteaba el tiempo, con amenaza de lluvia que se materializó poco después del mediodía, la corporación de Santa Cruz pudo realizar su salida procesional, rematando el pleno de salidas que al fin ha podido contar la Semana Santa gaditana (a falta del Resucitado hoy, y de la ausencia ya conocida con anterioridad de Las Penas).

El párroco de Santa Cruz, Balbino Reguera, oficiaba el rezo antes de salir en una revoltosa Catedral Vieja donde se preparaba la última salida. A la hora convenida, iba saliendo a la calle un cortejo que quizás ha perdido prestancia y representaciones con respecto a años anteriores. Solo ocho cofradías (Prendimiento, Cena, Huerto, Borriquita, Cigarreras, La Palma, Medinaceli, Perdón y Ecce Homo, este último en los tramos de Virgen) acudieron como representación con sus hábitos procesionales. Y tras la urna –que salió de Santa Cruz con la Marcha Fúnebre de Chopin, interpretada por la banda de música de Maestro Dueñas, que ayer volvía a poner su música al servicio de esta hermandad–, las distintas representaciones de colegios oficiales, instituciones, militares y civiles. Entre otros, marchaban el subdelegado del Gobierno, Javier de Torre; el subdelegado de Defensa, Vicente Pablo Ortells; o concejales del Ayuntamiento bajo mazas y vistiendo el protocolario chaqué que se echa todos los años en falta en la procesión del Corpus. Presidía la corporación José Blas Fernández, por cierto, y no la alcaldesa. Y nada de representaciones religiosas. Curiosamente, ni Consejo, ni Secretariado, ni Cabildo Catedral, ni obispo ni nadie de la Iglesia gaditana –salvo el padre Balbino, que iba delante de la urna– salieron ayer acompañando al cortejo.

La Virgen de la Soledad, con un paso bellamente exornado de rosas, ponía el colofón a la salida, al Sábado Santo y a la Semana Santa. Un colofón que comenzaba con la marcha Virgen del Valle, con la que la cuadrilla que dirigía Fernando Malines, y que cumple este año un cuarto de siglo portando a la dolorosa, comenzó su labor.

Conforme avanzaba la tarde, el tiempo incluso mejoró, dejando salir el sol y acompañando en su transcurrir (quizá excesivamente lento, aunque la cofradía iba cumpliendo los horarios previstos) a esta procesión que ponía fin a la Pasión de Cristo en su versión gaditana.

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