Viernes Santo

Histórica 'mojá' de Expiración

  • La hermandad no olvidará su 75 aniversario tras recogerse pasadas las diez de la noche bajo un aguacero

 MUY malo. Horroroso”. Todavía con los ánimos calientes, al hermano mayor de Expiración, Vicente Rodríguez, le cuesta trabajo explicar el mal momento que tuvo que sufrir con su cofradía de Expiración el Viernes Santo. Esta se convirtió en la triste protagonista de una jornada marcada por la lluvia. Hace dos años con las predicciones del tiempo en contra, Siete Palabras se lo jugó todo a una carta y ganó la partida. Sin embargo, esa es la rara excepción, porque cuando hay tanto riesgo y  una cofradía decide jugársela, normalmente sale cruz.

Sin embargo, Vicente Rodríguez asegura que los partes daban el agua para tres horas después de cuando se presentó con el cortejo por la plaza de Candelaria.

Tanto fue el desastre que la recogida de la cofradía se produjo bajo un fuerte aguacero que literalmente empapó los hábitos de los penitentes y, lo que es peor, las imágenes de los titulares y sus respectivos pasos. A pesar de la ‘mojá’, Vicente Rodríguez explicaba ayer a este medio que no ha habido “daños mayores” patrimoniales: “las dos imágenes están en buen estado, el paso de Cristo, que al estar dorado se creó un cordón para que no se pudiera tocar, también está bien, y el palio se ha mojado y hay que dejarlo secar”.

Las decisiones en la Expiración ayer fueron equivocadas una tras otra hasta desembocar en la imagen conmovedora de los pasos corriendo bajo una manta de agua. La primera decisión sorprendente fue la de salir a la calle. Después de dos años quedándose en casa por culpa de la lluvia, este año la junta de gobierno dio un giro y decidió –quizás por ese precedente de dos años– arriesgarse, pese a que los pronósticos que manejaban otras cofradías daban agua para la tarde y la noche.

Uno de los rumores que corren por las redes sociales es que las cuadrillas obligaron a la Junta de Gobierno de Expiración a realizar la estación de penitencia. Su hermano mayor lo niega categóricamente y dice que “es rotundamente falso. La cofradía está muy orgullosa de sus cuadrillas. Lo que estoy escuchando no tiene nada que ver con la realidad”.

Expiración se puso en la calle y las primeras gotas ya le cayeron cuando iba por Hospital de Mujeres camino de Catedral. Después de alcanzar el primer templo con casi una hora de antelación, la junta de gobierno recibió nuevos partes. Había entonces una triple posibilidad: quedarse en la Catedral y poder hacer ayer por la mañana el traslado de los titulares como hizo Columna; volver por la vía rápida, es decir, por el mismo camino al que se llegó a la Catedral y olvidarse de la carrera oficial. Y la tercera opción, la más arriesgada, era retomar el itinerario previsto. 

Se decidió esta última posibilidad, saliendo en primer lugar los primeros capirotes del cortejo, que tuvieron que regresar nuevamente al templo al aparecer nuevamente gotas de agua.

Finalmente, después de una hora y media Expiración volvió a ponerse en la calle sin que en los primeros metros se apreciara prisa alguna. No obstante, cuando el Cristo iba por Candelaria y el palio aún estaba en la calle Santiago, volvió a hacer acto de presencia una lluvia que ya no se separaría del cortejo hasta su recogida. Lluvia que por momentos se convirtió en trombas de agua, como la que cayó cuando el crucificado subía Novena o la que arreciaba durante la recogida de la corporación. 

Para colmo de males, la cofradía no decidió modificar el itinerario una vez superada la carrera oficial, con lo que las cuadrillas tuvieron que enfrentarse a maniobras complicadas que además ralentizaron su regreso a la Castrense. En este sentido, parece que otras opciones como Torre–Benjumeda, Torre–Sacramento, Zaragoza–Benjumeda, o Veedor–Mentidero–Ceballos podrían ser más oportunas, pero en Expiración siguieron el itinerario inicial.

El agua fue tan intensa cerca de las diez de la noche, que incluso llegaba a filtrarse en el interior de los pasos, según cuentan los propios afectados. A pesar de ello había cientos de personas viendo la única cofradía que todavía estaba en la calle y que, eso sí, no descompuso su cortejo ni los miembros de este en ningún momento de la que seguro será una noche imborrable para todos los que la vivieron. Vicente Rodríguez en este sentido, asegura que “la cofradía hizo en la calle lo que tenía que hacer. Los hermanos tuvieron un comportamiento impecable y se mantuvo la compostura en todo momento. El Cristo corrió todo lo que pudo y la Virgen también, dentro de las dificultades que entraña este paso”.

El hermano mayor recuerda que hay precedentes que indican que su  hermandad no toma decisiones arriesgadas a la hora de salir a la calle como lo demuestra los años 2006, 2011 y 2012, donde se han quedado sin poder realizar la estación de penitencia. “Ninguno de nosotros quiere que pase lo que ocurrió el Viernes Santo y somos los primeros que lo pasamos mal”.

el resto de la jornada

El resto de las cofradías de la jornada no tuvieron tantas dudas a la hora de realizar o no su estación penitencial después de conocer las predicciones que fueron publicándose a lo largo del día. Así, en los templos de la Merced, San Lorenzo y San Agustín las salidas procesionales se sustituyeron por actos de oración, algo a lo que empiezan a acostumbrarse los cofrades de este día (especialmente Servitas y Buena Muerte, que son las únicas hermandades que no han procesionado desde la Semana Santa de 2010). 

En la Merced eran las siete y media cuando hacía acto de presencia la junta de gobierno de Siete Palabras. El hermano mayor, Manuel García, anunció que después de barajar “todos los partes posibles y todas las opciones durante el recorrido” y sabedores de que a las once de la noche iba a caer “mucha agua”, se había decidido la suspensión de la salida procesional “pensándolo con la cabeza antes que con el corazón”. Con el corazón le hubieran dedicado la salida al compañero de la junta Antonio López Díaz, recientemente fallecido, y habrían demostrado que Siete Palabras “es una hermandad viva y unida”. Pero pensar con la cabeza les ahorró una manta de agua y el caos en las calles del centro. 

En la parroquia de San Lorenzo todo estaba a punto para la estación penitencial, pero pasadas las siete de la tarde el prior, Miguel Puerta, comunicaba la decisión: “por tercer año consecutivo la posibilidad de lluvia nos impide salir, sólo nos queda pedirle amparo a Nuestra Madre para que sigamos siendo una familia”.  En su lugar, se realizó el ejercicio de las Cinco Llagas, en el que participó la coral polifónica San Felipe Neri, dirigida por Daniel Borrego. Y a su término se abrieron las puertas del templo.

San Agustín también fue escenario de malas noticias. El hermano mayor, José Joaquín Jiménez Portela, anunciaba una noticia que era más que previsible dada la situación del tiempo (pues ya llovía desde minutos antes de las nueve menos cuarto de la noche). Por tercer año consecutivo, el rezo de las Llagas de Cristo sustituyó la estación penitencial, con el templo completamente a oscuras salvo la luz de la candelería del palio y de los hachones que iluminaban al Cristo, expuesto a los pies del altar mayor, y con un silencio que fue destacado por el director espiritual, Julián Fernández.

Tampoco realizó su estación de penitencia Ecce Mater Tua. Ante la situación meteorológica, la junta de gobierno decidió acercar el paso a la puerta de la iglesia de Santiago. En la calle, un grupo de unas cincuenta personas se sumaron a los rezos propuestos desde el interior del templo. 

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