La crónica del Jueves Santo de 2025 en Cádiz: De nuevo un Jueves pleno

Jueves Santo en toda su grandeza; plenitud para la jornada por partida doble. Primero, por la meteorología que ha venido marcando Lunes, sobre todo Martes y también Miércoles Santo, y que no da demasiada tranquilidad para este Viernes. Cielos absolutamente despejados, viento apenas perceptible y bonanza confirmada en los diferentes partes meteorológicos que regalaban una tarde formidable para ver cofradías.

En segundo lugar, la jornada era plena porque después de tres años volvían a salir a las calles de Cádiz cuatro cofradías, a las que a primera hora de esta Madrugada se sumaba el Perdón, que sigue siendo el último bastión de una jornada venida a menos pero que subsiste con cortejos como los de Medinaceli y Nazareno, con recogidas tardías, y el propio del Perdón, que dura hasta la mañana del Viernes Santo. El Huerto regresaba a las calles de la ciudad, después de no hacerlo los dos últimos años a consecuencia de la intervención de la hermandad.

El regreso venía acompañado, además, de un momento histórico como era la salida por primera vez desde la iglesia de Santa Catalina, en el barrio de la Viña, después de dejar la que ha sido su sede canónica desde hace más de cincuenta años: San Severiano. De extramuros al centro.

El hermano mayor de la cofradía, Ignacio Robles, confesaba en los instantes previos a la salida que estaba viviendo “una mezcla de nostalgia” recordando la prolongada etapa en San Severiano, “y de felicidad” por volver a “recobrar sensaciones perdidas” después de dos años sin procesionar. Destacó Robles el esfuerzo realizado por reorganizar la cofradía y volver a convocar a los hermanos tras dos años de parálisis, “que ha costado mucho”. Y el trabajo daba ayer sus frutos, ya que la hermandad puso en la calle 194 penitentes, cifra superior a la que alcanzó en su última salida (en el año 2022).

Los sones de la Marcha Real a cargo de la agrupación de la Salud sonaron a gloria en la plácida tarde de Santa Catalina, recibiendo la hermandad calurosos aplausos que se traducían en afectos por el logro de volver a las calles. También quisieron arropar este momento cofrades de otras hermandades que se acercaron a Santa Catalina, como el delegado diocesano de Hermandades, Rafael Guerrero, que a su vez es prior de la Orden de Servitas; o el capataz de Desamparados y tesorero del Caído, Pedro Pablo Reynoso.

A la misma hora que todo esto acontecía en Santa Catalina, tan solo unos metros más abajo, en Sagasta, se ponía en marcha la cofradía de Afligidos, que sería la primera en carrera oficial y que compartiría con el Huerto buena parte del recorrido, una vez que la nueva hermandad viñera dejó el Campo del Sur regalando espectaculares estampas captadas por el numeroso público que se acercó hasta este punto de la ciudad.

Al otro lado del Campo del Sur, en Santa María, la cofradía del Nazareno protagonizaba uno de los momentos siempre esperados de la Semana Santa, la salida del Regidor Perpetuo a las calles de la ciudad, el reencuentro con su barrio, con Cádiz. Una salida emocionante al ritmo que marcaban las marchas de la agrupación del Cautivo de Estepona y de la banda de Enrique Galán, todo un histórico en la Semana Santa de Cádiz y en la cofradía del Nazareno que protagonizaba un estreno musical (Lola, Reina de Santa María) con intervención de una mujer que cantó desde el balcón de una casa con micrófono y altavoz.

Cada paso que da el Nazareno, cada mecida que marca la cuadrilla y no menos cada paso atrás que se marcan al compás de la música provoca de manera inmediata al aplauso y jaleo del barrio de Santa María, que no duda en piropear a su modo al Señor y a la Virgen de los Dolores mientras se acercan y pasan a su lado; un vibrante paso por Santa María que se completa con sucesivas petalás que caen del cielo y riegan el suelo de flores blancas y rojas.

El contrapunto al Jueves Santo lo pondría desde Santa Cruz la cofradía de Medinaceli, con sus cirios al cuadril, su silencio absoluto y la belleza de la plata que sirve de peana para el Cautivo y de cobijo para la Virgen de la Trinidad. Colofón enorme al Jueves Santo que puede haber procesionado por última vez sin acompañamiento musical (ya que la hermandad quiere proponer tras la Semana Santa a los hermanos que la Dolorosa empiece a llevar banda en 2026).

La ciudad vibraba, atestada de público, con este gran Jueves Santo que volvía a ser pleno tres años después y que se presentaba como el mejor preámbulo posible para la Madrugada que protagoniza el Perdón desde pasados 25 minutos de la medianoche. La cofradía de Santa Cruz sigue fiel a su intención fundacional y sigue recorriendo las calles de la ciudad durante la gran noche cofrade.

No pudo verse el año pasado en las calles las nuevas imágenes de González Rey que sustituían a los ladrones y la Magdalena de Berraquero; y ese estreno se ha completado este año con las imágenes de María de Cleofás y María Salomé que se incorporan al paso de misterio para redondear la nueva puesta en escena del momento de la Crucifixión que de manera tan magistral regalara a Cádiz Ortega Brú y que volvió a asomar a un Campo del Sur abarrotado, como cada Madrugada de Viernes Santo.

El Campo del Sur, por tanto, se ha vuelto a convertir en gran protagonista de la Semana Santa. Por allí transitó El Huerto por la tarde, lo harían Medinaceli y Perdón por la noche, y tiene previsto recorrerlo también el Nazareno, ya casi de amanecida, cuando el Jueves Santo sea solo un recuerdo y la ciudad tenga las miras puestas en la jornada del Viernes Santo, la última gran cita procesional de una Semana Santa que entre jornadas brillantes como la de este Jueves Santo y tardes marcadas por la inestabilidad meteorológica ya se nos escapa de las manos.