Si la de 2020 fue una Semana Santa que se vivió en un auténtico estado de shock coincidiendo con los días más duros del confinamiento y la de 2021 fue esa "diferente" que se resignó al interior de los templos, la de 2022 –a la que La Isla dará la bienvenida en este Domingo de Ramos– se presenta como la Semana Santa del regreso, del reencuentro y, sobre todo, de la reconquista de la calle por parte de las 22 hermandades de penitencia que tiene San Fernando.

El acontecimiento extraordinario en el que se convirtió el vía crucis del Nazareno hasta el Carmen en la tarde-noche del Viernes de Dolores, en el que las dos grandes devociones de La Isla volvieron a verse las caras, parece que no solo ha abierto la puerta de esta Semana Santa tan especial sino que también ha marcado la pauta de unos días prometedores que –eso sí– tendrán que lidiar, al menos en sus comienzos, con esa amenaza de lluvia que ronda a las jornadas del Lunes y del Martes Santo.

Ocurre con esta Semana Santa de 2022 que esa añorada normalidad, después del doloroso paréntesis de la pandemia, se presenta como algo verdaderamente extraordinario e invita a vivirse en plenitud y con la intensidad que supone la reconquista de la calle. Al fin, tras una travesía por el desierto de las restricciones que a todos nos ha parecido demasiado larga, las hermandades vuelven a la calle. Y eso es mucho. Eso es todo en una tierra en la que no se entiende otra forma de sentir la Semana Santa que en comunión con la ciudad.

Así que sí, de nuevo estamos ante una Semana Santa que va a hacer historia. Porque actos de culto externo ha habido ya bastantes, es cierto. Pero la Semana Santa es la Semana Santa. Y como bien se encargaron de recordar los hermanos del Nazareno en la tarde del Viernes de Dolores no son solo dos años. En realidad, hay que remontarse hasta 2019, que fue la última vez en la que pudieron verse cofradías en la calle durante estos días que suponen la mayor celebración de San Fernando. Más atrás incluso para algunas hermandades –las del Miércoles y el Jueves Santo– que ese año se vieron afectadas por la lluvia.

Será, además, una Semana Santa que pondrá a prueba a las cofradías, que permitirá adivinar hasta qué punto han aguantado el tirón de la pandemia y hasta dónde pasa factura 'cofrade' la crisis desencadenada por el Covid-19. A priori, un largo listado de estrenos y novedades –desde la talla del misterio de la Borriquita al dorado de Prendimiento o el bordado del palio de la Piedad– y otro de proyectos en cartera que esperan materializarse en los años venideros –desde los nuevos pasos de palio de Gracia y Esperanza y la Paz hasta la continuación del bordado del de la Virgen de los Dolores del Nazareno– apuntan a la buena salud de las cofradías.  La exposición Opera Nova, con la que el Consejo de Hermandades puso la alfombra roja en el Castillo de San Romualdo a la Cuaresma de la normalidad, dio buena cuenta de ese trabajo que las hermandades han llevado a cabo en estos años en los que no se ha pisado la calle.

Otra cuestión, que aunque más prosaica estará muy presente en la Semana Santa que hoy comienza en La Isla, son las obras. Especialmente, la de la plaza del Rey, que al afectar al eje de entrada y salida de la Carrera Oficial ha obligado a replantearse y modificar prácticamente todos los itinerarios procesionales. La actuación, además, afecta de lleno al centro de San Fernando, donde más gente se concentra en estos días.