Diario Cofrade

Miércoles rotundo de cofradías... al fin

  • Después de tres días accidentados, la jornada ecuador se desarrolla plena de hermandades, incluido el traslado de La Palma, y sin incidentes reseñables

  • Las cuatro corporaciones vuelven a salir casi 1.500 días después

Cofradía de Las Aguas en la Semana Santa de Cádiz 2022

Cofradía de Las Aguas en la Semana Santa de Cádiz 2022 / Julio González (Cádiz)

Al fin llegó la nueva normalidad a la Semana Santa de Cádiz. El regreso de las procesiones ha estado marcado principalmente por la inestabilidad meteorológica, que ha jugado alguna que otra mala pasada a las juntas de gobierno cuyas balanzas no han estado muy equilibradas entre la razón y el corazón; pero también por algún que otro incidente y algunas escenas difíciles de explicar para una fiesta y un culto externo donde lo primordial siempre es la medida. La medida de los pasos, que siguen evolucionando para bien; de las flores, donde apenas se puede poner un pero; de las vestimentas, ídem a lo anterior; y también de los tiempos, donde la Semana Santa ha dado un batacazo en este año en el que algunos días, y algunas hermandades, parecen haber lanzado el reloj tras plantar la cruz de guía en la calle. Con estos condicionantes en las tres primeras jornadas de la Semana Santa, da la sensación de que este Miércoles Santo al fin se ha podido vivir una jornada en plenitud, carente de incidentes y con las cabezas bien amuebladas.

El Miércoles Santo ha amanecido, en lo que a cofradías se refiere, más temprano que nunca. Y lo ha hecho con un bello traslado que regaló la cofradía de La Palma al llevar de regreso a su templo las imágenes titulares que el Lunes tuvieron que quedarse refugiadas en la Catedral. Qué distinta cofradía se pudo contemplar en esa bonita mañana que ha congregado a muchísimo público (pese a la hora, nueve y media de la mañana, y pese a ser un día laborable) y que regaló escenas y momentos que pasarán a la historia de la corporación. Como el transitar de los dos pasos por el Campo del Sur con esa luz de la mañana, bien distinta a la de la tarde; o como el caminar sin acompañamiento musical alguno, algo absolutamente excepcional para esta cofradía.

Con ese buen sabor de boca de un traslado que rendiría con la Virgen de las Penas entrando a ruedas en la iglesia de La Palma –con algún que otro ‘toquecito’ que vecinos de la Viña lanzaron de manera espontánea al Cabildo tras el comunicado del martes– a las doce y media del mediodía, la tarde se iniciaba con el regreso a las calles de la primera de las cofradías del día, la de Las Aguas, que volvía a procesionar con tres pasos, como tenía previsto hacer en ese año 2019 que la lluvia impidió el Miércoles Santo.

Casi 1.500 días habían transcurrido desde el último Miércoles Santo con procesiones. Un tiempo que se considera eterno, como el que tendrán que afrontar las hermandades de Vera–Cruz, Sanidad y Piedad que este año se han quedado en casa. Un tiempo más que de sobra para disfrutar de manera intensa y especial de la jornada que brilla por el dorado de sus pasos de misterio. Todo ello teniendo en cuenta, además, que el Miércoles es la última jornada laborable de la semana, lo que junto al buen tiempo reinante durante todo el día invitó de nuevo al público a echarse a la calle en masa, como había ocurrido el Domingo de Ramos.

El problema de este Miércoles Santo, en su actual configuración, es que prácticamente toda la jornada se convierte en una carrera oficial, ya que tres de las cuatro cofradías procesionan desde templos muy cercanos a Nueva (Santa Cruz, Merced con Sentencia y Santo Domingo con Cigarreras, respectivamente); y al terminar la carrera oficial, los tres cortejos toman el mismo camino, por el que previamente ha discurrido también, en dirección a Nueva, la cofradía del Caminito. Por tanto, el Miércoles Santo vuelve a convertirse en un cinturón cerrado que facilita la instalación de campamentos urbanos en Barrié o San Francisco al mismo tiempo que impide la búsqueda de momentos especiales de determinada cofradía o determinado paso. Una cuestión esta que se repite cada año sin que, por el momento, las hermandades hayan buscado algún remedio (que los hay).

El sol, de la mañana y de la tarde, visible hasta bien avanzado el reloj; los grandes pasos de misterio propios de este día; la música, que en algunos casos era de estreno; las mantillas, que siguen manteniendo los cortejos de Cigarreras y Sentencia; el silencio, de la mano del Caminito; la víspera del festivo Jueves Santo y los 1.478 días transcurridos desde el último Miércoles Santo han hecho de este día el primero pleno de cofradías... al fin.

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