Cuatro años después la Alameda y el barrio de San Carlos saludaron a la cofradía de El Caminito, que, como es tradicional, ponía en la calle su cortejo a modo de puzzle. En primer lugar, y debido a las reducidas dimensiones de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, el paso se terminaba de montar en plena calle Isabel la Católica. Luego, guiado por el veterano capataz José Luis Pájaro, que cumple 50 años en la carga, se acercaba a la capilla del Corpus Christi en la plaza de Argüelles, donde se le unían las secciones de penitentes.

A continuación marchaban hacia la calle Costa Rica, donde se incorporó la penitencia a la vez que las monjas del Rebaño de María cantaban sus rezos al paso de la Virgen con su hijo muerto en su regazo, magnífico grupo escultórico que se atribuye al imaginero Diego Roldán (1748).

Tras el paso lucía un valioso crucifijo del siglo XVII patrimonio de esta cofradía penitencial y que hace unos años abría el cortejo. Desde este Miércoles Santo puede contemplarse custodiado por un grupo de acólitos y sobre una parihuela estrenada para la ocasión.

Una vez ensamblado el cortejo al completo la hermandad regresaba por la calle Honduras hacia Isabel la Católica buscando ya las calles del centro. Se había completado así el Miércoles Santo gaditano sin percance alguno relacionado con la lluvia.