A pesar de que a San Antonio estaban llegando los malos augurios de las decisiones tomadas por las cofradías de Sanidad y Piedad de quedarse en sus templos debido a la previsión de lluvia, la Junta de Gobierno de Columna tenía muy claro que quería realizar la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. 

El ambiente en el interior de San Antonio era diametralmente opuesto a lo vivido en Santa Cruz y Santiago. Las caras de los hermanos reflejaban la felicidad de ser sabedores de que iban a volver a las calles gaditanas tras no hacerlo desde 2019 si nada lo impedía. Y es que el sol que hacía en el exterior invitaba a dar este difícil paso, sobre todo con el aprendizaje de lo vivido en el Lunes Santo. 

Unos 20 minutos antes de las 18.15 horas, momento en el que estaba previsto que la cruz de guía atravesara la puerta del templo, Jesús Farrujia, hermano mayor de Columna, comunicaba a los hermanos la decisión de salir. Una determinación que se sustentaba en los partes meteorológicos que manejaba esta corporación, que señalaba una probabilidad muy baja de lluvia hasta las 0 horas, momento en el que aumentaría.

Ante esto, la Junta de Gobierno de Columna decidió realizar el camino de ida hasta la Catedral con total normalidad e intentar agilizar el regreso para estar de vuelta antes de la madrugada. Con todo, y ante posibles problemas, Farrujia mandó un mensaje de tranquilidad para el buen discurrir de la estación de penitencia.

A las 18.30 horas, el paso de Jesús Atado a la Columna y Azotes ya se disponía a salir a ruedas de San Antonio. Los cargadores guiados por Francisco Álvarez consiguieron solventar la maniobra sin excesivos problemas. 

Ya fuera, Álvarez, con su hijo en brazos, le cedió el martillo a Pepe Merino, cofrade veterano de esta hermandad, para que diera la primera levantá del misterio. "Nos tenemos que acordar de los que ya no están con nosotros y de los que han venido, que son muchos también. Que el Señor de la Columna nos dé mucha salud", le dijo el capataz a sus hombres antes de emprender rumbo por la plaza de San Antonio. 

De fondo, una vez más sonó portentosa la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario Coronada, de Cádiz, con las marchas Azotes y Eucaristía, una elección clásica para iniciar el recorrido hacia la Santa Iglesia Catedral. 

Poco antes de las 19 horas, fue el turno del palio de Lágrimas, que realizó la maniobra de salida de forma similar, con la salvedad de la dificultad del movimiento de los varales. 

Una vez fuera, fue la hija de un cargador la que dio la primera levantá del paso de la Dolorosa tras cederle este honor Salvador Rosa. Con Lágrimas, de José Cubiles, el paso se adentró en la plaza de San Antonio para adentrarse en el recorrido hasta la carrera oficial. 

Uno de los detalles durante el recorrido de esta hermandad se produjo en la calle Nueva, en donde Francisco Álvarez le cedió el martillo a José Luis Pájaro para brindarle un homenaje por su 50 aniversario al frente de su cuadrilla, guiando al misterio de Columna en su entrada a la carrera oficial.