A las siete de la mañana del Viernes Santo se cerraban las puertas de Santa María, que diez horas después volvían a abrirse para presenciar, un año más, una salida procesional que no se esperaba para este 2022. El retraso en las obras de rehabilitación de la Castrense ha provocado que el barrio de Santa María vuelva a acoger la procesión de la Expiración, que llenó de colorido el Campo del Sur en una cálida tarde de sol radiante.

A las seis de la tarde, en concreto, se puso en marcha el cortejo de marcado carácter militar. En pocos minutos ya estaban fuera todos los hermanos que precedían al paso del Crucificado, cuyos cargadores iniciaban la maniobra de salida con el Cristo tumbado para superar la puerta del templo para escuchar, a continuación, los primeros compases de la agrupación musical del Despojado, que se estrenaba tras esta cofradía.

Con la alegría propia de la Virgen de la Victoria, que contrasta con el carácter propio del Viernes Santo, la hermandad completó su salida procesional, enfilando el Campo del Sur para buscar luego la plaza de San Juan de Dios e iniciar en Nueva la carrera oficial por detrás de Siete Palabras, que inauguraba la jornada.