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San Fernando

La zambomba se pone límites

  • El Ayuntamiento establece unas normas básicas para controlar las fiestas navideñas en la calle La ocupación delimitada de la vía pública y el horario, entre las reglas fijadas

Nace el mes de diciembre y con él llegan las fiestas típicas de esta época, donde productos del momento y música para la ocasión se entremezclan con el ambiente de alegría y solidaridad que impera. Desde hace años la ciudad vive un auge del festejo más tradicional, las zambombas, especialmente en los establecimientos hosteleros. Pero para celebrarlos en la calle y no dentro de los recintos necesitan el permiso municipal, y para recibirlo deben cumplir unos requisitos y condiciones con los que el Ayuntamiento pretende lograr el equilibrio en el municipio: entre barrios, entre vecinos y organizadores, entre fiesta y normalidad, entre jolgorio y descanso. "Se ha limitado -explicaba la delegada de Patrimonio, Úrsula Ruiz- una zambomba por establecimiento", si éstos quieren ocupar la vía pública. Dentro rigen las normas que regulen el negocio en su actividad habitual. Fuera las normas que se han considerado justas por el Gobierno municipal.

Las citas festivas en la calle, con música en directo, como las zambombas, se repiten a partir de ahora en la mayoría de las barriadas de San Fernando. Bares, restaurantes y entidades de diversa índole aprovechan para disfrutar con clientes, socios, familiares o integrantes de la navidad. Sin embargo, ante las excesivas solicitudes que algunos establecimientos habían presentado en el Consistorio, "en algunos casos no hablamos de dos, sino de cuatro, cinco o seis", puntualiza la concejala popular, se ha establecido que sólo pueda realizarse una. "En algunas barriadas habrá más de una, preparadas por algún bar o por entidades", deja claro. Habrá un equilibrio, un orden, y estarán repartidas por la ciudad. Se pretende un trato igualitario, insiste la responsable municipal del área que da el visto bueno en este caso, que reconoce que además se persigue atajar las posibles molestias a los vecinos, sobre todo en zonas con varios bares.

Por eso mismo, otra de las reglas del desarrollo de las zambombas se centra en el horario, de manera que se pueda prolongar hasta un máximo de cuatro horas. "Los organizadores pueden fijar ese horario, a qué horas empezará y terminará la fiesta", comenta Úrsula Ruiz. Si no lo hacen es el Ayuntamiento quien lo pone: de ocho a doce de la noche, como máximo. A partir de entonces la fiesta debe haber acabado, algo que estará controlado por la Policía Local. Los agentes también estarán pendientes de que se cumplan otras condiciones, especialmente aquellas que tienen que ver con el tráfico. En ese sentido intervienen para informar cómo afecta la actividad organizada en el tráfico. En el caso de si se coloca escenario o algún tipo de tarima cómo influye en la circulación, además de comprobar que esta estructura no corte completamente la vía.

La forma en que se ocupación de la calle es algo en lo que se incide, incluso para delimitar el espacio autorizado. Por ejemplo, si tienen permiso para poner sillas y sillas deberán ceñirse a la superficie fijada. Igual los negocios de hostelería que tengan terrazas.

El año pasado Casa Naca decidía suspender la zambomba que tenía previsto celebrar en el exterior del establecimiento. La negativa municipal a su intención de poner una barra para consumiciones fuera del negocio hizo que dieran marcha atrás. Este año se mantiene la prohibición para este tipo de solicitantes, no así para aquellas entidades que preparen sus fiestas navideñas en la calle sin posibilidad de contar con cantina o bar. "Normalmente este tipo de iniciativas tienen carácter benéfico, por eso en este caso es normal que se deje", explica la delegada de Patrimonio. Es el caso de las propuestas de la mayoría de las hermandades, como la que han previsto Pastora, Huerto, Misericordia y Ecce Homo a beneficio de Cáritas el día 21 en la plaza de la Pastora. También de algunas entidades vecinales, como ha pasado con la asociación El Pino en sus anteriores ediciones. Otros colectivos optan por organizarlas en sus locales y sedes, o en el patio de la parroquia como es el caso de la hermandad de las Tres Caídas. En todas ellas los asistentes pueden disfrutar de la actuación de coros navideños, como los campanilleros. Hay que recordar el marcado carácter flamenco de estos espectáculos.

Evitar que las señas de identidad se pierdan con la proliferación de estas fiestas es uno de los objetivos municipales, expone Ruiz. Por eso, se impide la instalación de sistemas de megafonía. Micros y altavoces están desterrados esta Navidad, como novedad este año (el PA, por ejemplo, sí llevó a cabo una en la plaza de San José con fines solidarios que contó con megafonía). "Es música en vivo. Ése es el espíritu y hay que mantenerlo", defiende la edil del PP. Con este medida, desaparece además la posibilidad de poner música grabada para amenizar las esperas, aunque sean villancicos.

Eso sí, la imagen de la fiesta navideña, con la gente cantando y tocando, a la vera del fuego no se producirá en San Fernando. Se ha prohibido porque además eso supondría la necesidad de que un retén de bomberos estuviera preparado en la zona por motivos de seguridad. Una vez acabada, los organizadores son los encargados de limpiar el espacio público que hayan utilizado para sus fines.

Con todos estos límites, las fiestas navidadeñas por antonomasia, las zambombas, seguirán celebrándose en la ciudad para que los vecinos de San Fernandos disfruten en la calle un año más.

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