Un proceso tan natural y lógico para toda persona o pareja como debe ser comprarse su propia casa se está convirtiendo cada vez más en misión casi imposible. Y es que el mercado inmobiliario, en retroceso desde hace año y medio aproximadamente, ha provocado que cada vez menos ciudadanos -isleños en este caso- se embarquen en esta auténtica aventura, si se trata de la primera vivienda. Pero también hay menos familias que desisten de poner en venta su casa para cambiar de domicilio persuadidos por la bajada de los precios. No es de extrañar, por tanto, que en La Isla se haya registrado, en concreto, un descenso de las ventas situado entre el 60 y el 80 por ciento en comparación con las cifras del año anterior, 2006.

El tiempo que se tarda en dar salida a un piso, entre dos o tres meses hace año y medio, se ha prolongado ahora también hasta casi el año. En algunos casos, esto no acarrea ningún inconveniente más que el de que hay que esperar más y, a veces, bajar el precio. Pero, en otras situaciones, los propietarios se encuentran presionados por factores que van desde el cambio de trabajo a otra ciudad hasta la hipoteca, cuya mensualidad se ha puesto por las nubes debido a la gran cantidad de hipotecas variables que se han firmado en los últimos años y a lo mucho y rápido que ha subido el Euríbor (tipo de interés variable).

El precio del metro cuadrado en San Fernando, por tanto, también se ha incrementando alcanzando una media que se sitúa entre los 2.000 y los 3.000 euros, según la zona de la que se trate, más o menos valorada.

Una pareja joven de menos de 35 años que quiere adquirir su primera vivienda suele solicitar un inmueble de entre 150.000 y 168.000 euros para que le salga una mensualidad no superior a los 900 euros. Teniendo en cuenta que entre los dos pueden sumar alrededor de 2.000 o 2.500 euros, se trataría, por tanto, de casi uno de los dos sueldos íntegros. Si la compra se realiza en solitario, cuadrar las cuentas puede resultar más que difícil.

Así las cosas, según un sondeo elaborado consultando a las propias agencias inmobiliarias de la ciudad, si antes se suscribían cuatro o cinco ventas de pisos cada mes, ahora es una suerte si se consiguen formalizar una o dos cada cinco o seis meses.

Para algunos comerciales inmobiliarios, sin embargo, del retroceso se ha pasado desde hace un par de meses a una situación de parón, del que los principales culpables son más bien los bancos. "Los precios están empezando a bajar y lo harán más después del verano", sostiene Gonzalo Carrillo, de Hispania, "Pero, si los bancos no conceden hipotecas porque no les salen las operaciones esto va ser la pescadilla que se muerde la cola y nunca se va a remontar". Con todo, confía en que a partir del mes de octubre o noviembre la situación actual comience a dar un vuelco.

Para Yolanda Fernández García, de Eurocasa, hoy en día no es tan mal momento para comprar porque, lo que está claro, es que los precios están más bajos que hace año y medio en que arrancó este proceso cíclico de regresión y pronto empezarán a subir de nuevo. "El problema", afirma, "es que la gente desconfía más y no se atreve. Y que los sueldos no han subido lo bastante como para que se den cuenta de que los pisos sí que están más baratos".

El perfil del cliente, sin embargo, no se ha visto modificado por este cambio del mercado. Al menos así lo cree Raquel Criado, de Novosur. "Lo que sí ha cambiado es que antes entraban más personas a preguntar y ahora, quien viene, suele tener ya las ideas muy claras", sostiene. Para esta agente, los que han salido perdiendo realmente son los clientes que compraron una casa hace dos o tres años, les han embargado y ahora tienen que vender, la mayoría de veces a un precio bastante menor del de la compra primitiva.