Un isleño al servicio de la Armada y de la cultura: D. Miguel Lobo y Malagamba

historia | la vida de un marino ilustre (I)

La Cátedra Almirante Lobo, recién creada, aviva la memoria de este isleño ejemplar

Francisco Glicerio Conde Mora

25 de abril 2015 - 01:00

Recientemente ha aparecido en la prensa el proyecto de constitución de la Cátedra Almirante Lobo que tendrá su sede en nuestra ciudad, en San Fernando (Cádiz). Este artículo pretende dar a conocer algo más la figura del marino isleño que da nombre a esta Cátedra.

D. Miguel Lobo y Malagamba nació en la ciudad de San Fernando en pleno Trienio Constitucional (1820-1823), en 1821. Era hijo de D. Manuel Lobo García de Campos, Caballero de la Orden de Alcántara (desde 1804), y de Dª Juana Malagamba, casados en la ciudad de Cádiz en 1809. D. Manuel Lobo García de Campos, también marino, había nacido Jalapa (O Xalapa), en el Virreinato de Nueva España en el reinado de Carlos III (1759-1788), en 1768. En el momento de su ingreso en la Orden de Alcántara sabemos que D. Manuel Lobo, era Teniente de Navío. Su expediente matrimonial puede ser consultado en el Archivo General Militar de Segovia.

Nuestro personaje por ambos costados descendía de genoveses. Su abuelo D. Juan Santiago Lobo, nacido en Cádiz el 8 de febrero de 1722 se había casado en Veracruz en 1761 con Dª Manuela García de Campos. Obtuvo reconocimiento de su hidalguía por la Real Chancillería de Granada el 12 de julio de 1782. Su bisabuelo Juan Jerónimo Lobo, había nacido en Pegli (República de Génova) en 1688. Casó en Cádiz en 1702 con María Rosa Candiani. En el expediente de ingreso de D. Manuel Lobo en la Orden de Alcántara conservado en el Archivo Histórico Nacional pone Pelli, pero debe escribirse "Pegli". En la Península Itálica, sabemos que usaron el apellido "Lupi" (lobo en italiano). Su tatarabuelo, Francesco Lupi, natural de Pegli (Genova), había casado en Sestri en 1687 con María Jerónima Berenzón natural también de Sestri en la República de San Jorge.

La presencia de ligures en la zona gaditano-xericense ha sido puesta de relieve desde la Baja Edad Media, en estudios ya clásicos como el publicado en 1948 en la revista Hispania por Hipólito Sancho de Sopranis Los genoveses en el área gaditano-xericense de 1450 a 1600. Más modernamente tenemos los estudios publicados por el doctor Manuel Bustos Rodríguez sobre el comercio gaditano en el siglo XVIII, donde se pone de relieve la importancia de los genoveses en el área de la Bahía de Cádiz. Destacamos Cádiz en el sistema Atlántico. La ciudad, sus comerciantes y la actividad mercantil (1650-1830), publicado por Sílex en el año 2005.

D. Miguel Lobo Malagamba a los 14 años, en 1835, inició en Cádiz su servicio en la Armada como Guardiamarina. Su bautizo de guerra fue inmediato ya que ese mismo año embarcó en el bergantín Jasson el 4 de agosto con el comandante D. Francisco Sevilla, y pasó al mar Cantábrico a colaborar en el cerco por mar a los carlistas.

El futuro Almirante, estuvo presente en las operaciones navales que ocurrieron durante casi dos años, entre ellas las de la ría de Bilbao y en los sucesivos buques que realizaban transportes entre San Sebastián y Santander. En 1836 estuvo embarcado en el bergantín Manzanares. Al año siguiente, en 1837 pasó a preparar el armamento de la fragata Esperanza, en la que pasó a la isla de Cuba, al puerto de La Habana, llegando a este puerto el 23 de enero de 1838, regresando a la Península pocos meses después a bordo del buque Soberano, desembarcando en El Ferrol en abril de 1838. Finalizando la I Guerra Carlista (1833-1840), estuvo sirviendo en vapor Isabel II, operando en el mar Cantábrico en el bloqueo establecido a los seguidores de 'Carlos V'. Poco antes de terminar la contienda, en agosto de 1839, ascendió a Guardiamarina de 1º. Sabemos que desde noviembre de 1839 hasta el 30 de mayo de 1840 estuvo embarcado en el bergantín-goleta guardacostas Isabel I.

Regresó a su San Fernando natal en 1840, estando destinado en el Arsenal de La Carraca hasta que el 27 de septiembre recibió pasaporte para trasladarse a La Habana. Ascendió a Alférez de Navío el 26 de mayo de 1841. Por Real Orden de 17 de octubre se dispuso que pasase a Cádiz inmediatamente a con destino a Filipinas donde le fue encomendado el mando del vapor Basco, que se encontraba fondeado en Manila. A bordo del Reina de Castilla llegó a Cavite el 17 de julio de 1847, tomando el mando del vapor Magallanes el 1 de septiembre de 1847. Lobo navegó por las aguas del archipiélago filipino estando presente el 6 de enero de 1848 en el ataque y toma de la isla de Balanguingui, obteniendo la cruz de Marina de la Diadema Real, regresando a la Península Ibérica en 1849.

En 1850 estuvo en la fragata Cortés en la Habana (Cuba). Un año más tarde, en 1851, Isabel II (1833-1868) lo nombró Caballero de la Orden de Carlos III. Como Oficial de Órdenes de la División Naval del Mediterráneo, visitando además de los puertos mediterráneos de la península ibérica y otros como Tolón en Francia y Nápoles y Ancona en la península itálica. Por Real Orden de 13 de diciembre de 1856 fue nombrado 2º Ayudante de la Mayoría General de la Armada en Madrid, cesó en el mando de la Mazarredo el 6 de enero, presentándose en Madrid el 10. Al año siguiente, también por Real Orden con fecha de 4 de marzo de 1857 ascendiendo a capitán de fragata y fue enviado a Francia, por R.O. de 25 de marzo.

El 28 de octubre de 1859 fue nombrado comandante de las Fuerzas sutiles, cañoneros, faluchos, escampavías, de la División de Operaciones, preparada para la guerra contra Marruecos, tomando posesión en Cádiz el 9 de noviembre. En esta guerra, nuestro marino isleño se destacó en 1860, en la Batalla de los Castillejos, en Marruecos, por cuya actuación en el desembarco se le concedió el grado de Coronel del Ejército de Tierra. Tres años más tarde, por Real Orden de 28 de agosto de 1863 ascendió a Capitán de Navío y, un año después (27 de junio de 1864), fue nombrado mayor general de la escuadra del Pacífico, puesto que ocupó efectivamente el 7 de septiembre en las islas Chinchas.

En 1866, destinado en la fragata Numancia, participó en la Guerra del Pacífico como Mayor General de la escuadra del Almirante Méndez Núñez, tomando el mando de la misma cuando éste fue herido en el combate de El Callao (Perú). De aquí pasó con parte de la escuadra a Montevideo (Uruguay), navegando luego por Río de Janeiro (Brásil) en 1867, para desde allí dirigirse a las Antillas, a Cuba, volviendo posteriormente al Río de la Plata.

La Guía Rosety de 1867 recoge el aprecio demostrado por el Ayuntamiento de Cádiz tras su campaña en el Océano Pacífico: "Nuestro Excmo. Ayuntamiento, digno y fiel intérprete del sentimiento público, acordó dirijir una expresiva carta de felicitación al jefe, oficiales y demás individuos de la escuadra; declarar a su comandante general en jefe de escuadra Excmo. Sr. D. Casto Méndez Núñez y al Sr. Brigadier D. Juan Bautista Topete, comandante de la Fragata Blanca y domiciliado hace ya tiempo en este suelo, hijos adoptivos y beneméritos de Cádiz; entregar al primero una medalla de oro que habrá de tener 100 escudos de peso; dar otra igual a los oficiales hijos de esta ciudad que hubieren sido heridos; otra de peso de dos onzas de oro para el comandante que más se hubiere distinguido y otra de una onza al guardia marina que se hallare en el mismo caso; además de tres de plata, de peso de cinco escudos, para individuos de la clase marinería y tropa, debiendo todas llevar una inscripción oportuna: adquirir el retrato del citado Sr. Méndez Núñez y el del Brigadier Sr. D. Miguel Lobo, mayor general de la escuadra y dignísimo hijo de este suelo, para colocarlos en la galería de los de hijos ilustres de Cádiz que tiene esta corporación reunida en su Consistorio; (…)".

Ascendido a contralmirante el 14 de septiembre de 1869, bajo el Gobierno Provisional establecido tras el derrocamiento de Isabel II un año antes en 1868. Una vez ascendido, Lobo continuó al frente de la Escuadra de Sur América, navegando por las aguas de Río de Janeiro y Montevideo hasta el 27 de agosto de 1871 en que fue relevado, regresando a la Península, presentándose en Madrid el 9 de Octubre de 1871. El 14 de diciembre del mismo año fue nombrado comandante general del Departamento de El Ferrol. Pilar Ruiz Fernández de Cañete ha recogido esta época de la vida del marino isleño en su trabajo Don Miguel Lobo Malagamba en la escuadra del Pacífico 1868-1871, publicado en 1993 en el número 11 de la Revista de Historia Naval.

Al cesar en el puesto de jefe del Departamento del Ferrol, Lobo obtuvo licencia para pasar a Chiclana de la Frontera (Cádiz), y recibir los baños medicinales de su balneario. Estando en esta localidad gaditana, el 19 de julio de 1873, estalló la revuelta cantonalista contra el gobierno de la I República.

Lobo sintió el pundonor profesional y se trasladó a Algeciras, embarcando en el vapor Alerta, logró un empréstito de los comerciantes de Gibraltar, y empezó a agrupar cuantas fuerzas pudo encontrar. En contacto con el Jefe del Ejército de Andalucía, D. Manuel Pavía, el cual, tras liberar Sevilla, pudo auxiliar al Arsenal de La Carraca. Cuando Pavía llegó por fin a Cádiz, el 5 de agosto ya Lobo había desembarcado y tomado las Casas Consistoriales gaditanas. De la capital gaditana pasó a Cartagena, donde al mando de las fragatas Almansa, Vitoria y Zaragoza, además del vapor Colón, derrotó a la escuadra cantonal en el combate naval de Portmán, aunque posteriormente los navíos del cantón de Cartagena le forzaron a abandonar el bloqueo y refugiarse en Gibraltar, hecho criticado por Galdós en la quinta novela de la quinta serie o serie final de los Episodios Nacionales, en el volumen titulado De Cartago a Sagunto. Recogemos algunos párrafos que mencionan a nuestro marino isleño:

(…)A las siete de la mañana del 11 de Octubre salieron de Cartagena las fragatas Numancia, Méndez Núñez, Tetuán y el vapor Fernando el Católico (Despertador del Cantón), haciendo rumbo hacia cabo de Palos en busca de la escuadra centralista, compuesta de las fragatas Vitoria, Almansa, Navas de Tolosa, Carmen, las goletas Prosperidad y Diana, y los vapores Cádiz y Colón, al mando del contralmirante don Miguel Lobo (….)".

"(…)El vapor-goleta Cádiz izó bandera de parlamento cuando uno de sus tambores fue destrozado por los disparos de la Numancia. La Carmen y la Navas de Tolosa sufrieron bastantes averías, y como por nuestra parte la Tetuán y la Méndez Núñez habían agotado sus escasas fuerzas, quedó concluso el combate poco después de las dos de la tarde. Los barcos cantonales pusieron proa a Cartago Espartaria, y Lobo se retiró mar afuera (….)".

Pensamos que nuestro prolífico escritor canario, D. Benito Pérez Galdos, es demasiado crítico con el Almirante Lobo en esta obra afirmando de nuestro marino isleño que sus dotes de mando al frente de los buques no era equiparable a su talento científico: "(…) Era Lobo un técnico excelente, autor de obras muy estimables; mas en el mando naval no pudo poner nunca su nombre a la altura de su suficiencia científica (…)".

La afirmación de nuestro escritor canario nos parece algo injusta ya que como justificó Lobo a Madrid los navíos cantonales eran muy superiores en número y potencia de fuego a los barcos bajo su mando.

En 1874, fue nombrado Capitán General del Departamento de Cartagena. En el año de 1876, D. Miguel Lobo sufrió una grave enfermedad, por lo que fue llevado a París. F.P. Pavía afirma en su artículo publicado en 1877 que padecía una afección herpética y cancerosa, falleciendo a consecuencia de la operación que le fue practicada en la capital de Francia. Por Orden del Gobierno su cadáver fue mandado embalsamar y ser traído a la Patria. Estaba casado con Dª Elena Ravina, aunque no tuvieron descendencia. Sus restos mortales, llegados a bordo del vapor León desde el puerto de Marsella (Francia) fueron depositados en el Panteón de Marinos Ilustres el 14 de noviembre de 1886. En su tumba en el Panteón encontramos los siguientes epígrafes:

"Aquí yacen los restos mortales del Contralmirante Don Miguel Lobo Malagamba Mayor General de la Escuadra del Pacífico en 1866, Capitán General del Departamento de Cartagena y su reorganizador en 1874. Militar bizarro, publicista distinguido, marino eminente, consagró a la Patria espada y pluma en honrosa vida que terminó en París a 5 de abril del año1876 a los 54 años de edad. R.I.P.A.".

En el otro lado de su tumba puede leerse este pasaje del Antiguo Testamento (en latín y su traducción al castellano): "Laudemus viros gloriosos et parentes nostros. Corpora eorum in pace sepulta sum. Et nomen eorum vivit in generationem et generationem" (Ex Libro Eclesiastici. Cap. 44). "Alabemos los varones ilustres, a nuestros mayores sepultados en paz fueron sus cuerpos y vive su nombre por todos los siglos". Libro del Eclesiastico. Cap. 44)

Continuará

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