Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Lunes Santo

'Sí, salimos'

  • La jornada del Lunes Santo se vivió en tensión ante la amenaza de lluvia, presente desde por la mañana. Finalmente, las tres hermandades del día optaron por echarse a la calle ante la mejoría que brindó la tarde

La mañana del Lunes Santo era cualquier cosa menos mañana de Lunes Santo. Gris, oscura, desapacible, fría. Ni siquiera se veía el sol. Al fuerte viento de la noche anterior -las últimas horas del Domingo de Ramos fueron tremendas- se le sumaron las nubes negras y, pronto, una finísima lluvia que apenas empapaba pero todo lo enturbiaba. Sobre todo, las ilusiones. Y, lo peor, unos partes del tiempo que pesaban como losa de sepulcro. El día era de entierro. Y las caras que a esas horas se veían en el interior de las iglesias, de velatorio.

No era para menos. Por segundo año consecutivo, la lluvia y el mal tiempo afectaban a esta segunda jornada de la Semana Santa. El Lunes Santo, el tan pregonado 'Lunes de Oro' de la Semana Santa isleña, volvía a quedar empañado. La decisión no podía ser más difícil. Para unos, porque la lluvia del año pasado afectó a sus salidas procesionales, porque tuvieron que recortar sus recorridos y apurar -e incluso correr- para regresar a sus templos en medio de un gran chaparrón. 

Y para otros porque ya el año pasado, el pasado Lunes Santo, se vieron en la dramática tesitura de suspender su salida procesional. De no arriesgar ante las probabilidades de lluvia, de comunicarle a los hermanos reunidos en el templo que la cofradía no saldría a la calle ante la inestabilidad meteorológica de la tarde. Y que esto te pase por segunda vez, por segundo año consecutivo, tiene guasa.

Y el agua pasada, en el caso de las cofradías, pesa. Y mucho. Sobre todo, sobre los hombros de los cofrades que forman parte de una junta de gobierno, los responsables en definitiva de decidir, de dar el arriesgado 'sí, salimos' o de decantarse por la prudencia del 'no' y suspender la salida procesional.  No es poca su responsabilidad. Acertar y conceder la gloria a una jornada cofrade o errar y ser objeto de críticas por arriesgarse tanto. ¿Quién sabe cuál es la respuesta correcta?

Cierto que el año pasado la Magna del Sábado Santo resarció a los cofrades -y a las hermandades del Lunes Santo- de lo que ocurrió en esta jornada. Pero el día es el día, la jornada que cada hermandad se reserva para su propia gloria cofradiera en la calle. Para ella y para los suyos. Eso lo sabe perfectamente un cofrade. No es lo mismo que salir otro día.

Como hace un año

Salir o no salir. Esa es la cuestión. Y decidir, lo más difícil. Para complicar más el asunto, al sol -que se las gasta así en Semana Santa- le dio por salir a las tres de la tarde. La jornada abrió. Hacía viento y distaba muy mucho de la memorable placidez que suele evocarse cada vez que uno piensa en la tarde del Lunes Santo. Pero de las nubes, por el momento, no había ni rastro. Claro que los partes del tiempo seguían dando probabilidad de precipitaciones -mínimas, eso sí- para el resto de la jornada y la noche. Otra vez, el Lunes estaba en la misma tesitura de hace un año. Todo prácticamente igual.  El eterno retorno del Lunes Santo, una jornada que -curiosamente- ha sido de las más castigadas en las últimas Semanas Santas.

Fueron los Estudiantes -los primeros en salir ayer a la calle- los que rompieron la maldición. Apostaron por el 'sí' -muchos no se lo esperaban y menos de esta hermandad- y plantaron su cruz de guía en la plaza Madre Teresa de Calcuta antes incluso de las seis de la tarde, de la hora oficial fijada para la salida.

En realidad, ese adelanto de varios minutos de la salida no se debió al tiempo sino al acuerdo alcanzado con la hermandad del Ecce-Homo para evitar un nuevo parón en la jornada del Lunes Santo. Así, ésta aligeraba su salida y procuraba pasar por Capitanía sin frenar a la cruz de guía de la hermandad pastoreña, que a su vez demoró unos minutos su salida. El 'pacto del Lunes Santo' resultó.  Al menos, evitó un largo parón en esta jornada.

Al 'sí' de los Estudiantes -que a esas horas arropaba ya un sol de primavera- le  siguieron minutos después los de Medinaceli y Ecce-Homo, cuyas juntas de gobierno se habían reunido previamente para consultar los últimos partes del tiempo y decidir qué hacer. Las tres apostaron por echarse a la calle aprovechando la mejoría que brindaba la franja horaria de la tarde. Las tres quisieron salvar un Lunes Santo que había empezando de la peor de las maneras pero que se iba enmendando poco a poco.

Eso sí. El temor a que la lluvia sorprendiera a las hermandades en la calle, como ya había ocurrido anteriormente, hizo que tanto Medinaceli como Ecce-Homo apostaran por recortar sus recorridos de regreso al templo y evitaran pasar por la esperada calle Ancha para recogerse más temprano.

'amarguras', con sol

A las seis de la tarde, junto a la parroquia del Santo Cristo, casi parecen haberse olvidado todos sinsabores que tras de sí dejaba la ajetreada jornada del Lunes Santo mientras que la túnica nazarena de los Estudiantes -cola recogida, algunas al brazo, cirios en alto, fajín de esparto y antifaz largo rojo- se pasea buscando rápidamente la calle Ancha.

Ayer, hubo que sufrir para escuchar Amarguras en el Cristo. Pero  cuando la mítica marcha de Font de Anta desglosó su conocida melodía de himno cofrade, el sol dio la bienvenida al enorme paso dorado del misterio de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos y María Santísima de la Amargura, que más que mecerse se deslizaba suavemente. Y cuando sonó Cristo de la Alcazaba todo lo malo se había olvidado. A esa hora ya se sabía que las restantes hermandades del día afrontarían también sus salidas procesionales. A esa hora, sólo cabía esperar que todo saliera bien.

Aparente normalidad

Casi media hora después, en el centro de la ciudad, las puertas de la Iglesia Mayor Parroquial volvieron a abrirse para que la archicofradía de Nuestro Padre Jesús del Medinaceli y de María Santísima de la Trinidad iniciara su salida procesional. Hasta parecía un Lunes Santo normal.

Cuando la cruz de guía enfiló la esquina de Isaac Peral para girar por la plaza del Rey camino del convento de las Capuchinas, tuvo  que hacer frente a las fuertes rachas de viento que le daban de lleno. A esa hora, mediada la tarde, la calle Real iba llenándose otra vez de isleños. Tomaba el pulso a una tarde aparentemente tranquila mientras que unos palcos al completo -otra vez- le daban la bienvenida a la primera hermandad del día. ¿Quien iba a pensar a primera hora de la mañana que al final  habría Lunes Santo? Eso sí, de vez en cuando, alguno miraba al cielo. Desconfiaba. Igual que ayer hicieron las tres hermandades de la jornada, que en todo momento estuvieron pendientes del cielo y de la amenaza de chubascos. Pero ayer, pasadas las siete de la tarde, la calle Real alcanzaba su plenitud cofrade cuando el paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, solemne y majestuoso, avanzaba con suma elegancia por la Carrera Oficial. La carga era esmerada, suave. Y la marcha que interpretaba la agrupación musical Virgen de las Lágrimas inundaba la plaza del Rey. Delante del Cristo, los monaguillos, las filas de hermanos de negro y rojo que, cirio en alto, avanzan en su camino. Y, detrás, la clásica penitencia que acompañaba al Medinaceli  cada Lunes Santo. Y el palio de cajón de María Santísima de la Trinidad, que antes de  las ocho salió de Carrera Oficial.

Sale Ecce-Homo

Es tarde de Lunes Santo y en las calles no se ha derramado ni una gota de cera. La de ayer, aunque se salvó, fue otra jornada de cirios apagados, de fuerte viento y de candelerías apagadas. Ni la del palio de la Trinidad ni la del de la Salud consiguieron encenderse. La tarde fue desapacible. Pero no importó. Como tampoco importaron las horas que, por prudencia, se le restaron a esta segunda jornada de la Semana Santa.

Poco después de las siete de la tarde, la Pastora dejó salir a su primera cofradía. El colorido de las capas rojas de sus hermanos inundó la calle Marconi mientras el clásico misterio de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo se abría paso a los sones de la sevillana agrupación musical de Santa Cecilia, dispuesto a conquistar toda la gloria del Lunes Santo.

El 'pacto del Lunes Santo' funcionó. Y la hermandad no encontró parón a su salida. Mucho antes de que la cruz de guía apareciera por Santo Domingo, el misterio de los Afligidos se había adentrado por Murillo y La Herrán buscando la Carrera Oficial. Esta hermandad, de hecho, llegó a pedir la venia en el palquillo un poco antes de la hora fijada, en cuanto el palio de la Virgen de la Trinidad le dejo hueco. Todo fue más ágil.

A esa hora, cerca de las ocho, el palio de la Salud, el último paso de la jornada, abandonaba el templo pastoreño para iniciar su recorrido. El Lunes Santo se había  completado.

Noche de recortes

El temor a que la lluvia hiciera presencia en cuaquier momento de la tarde o de la noche hizo que las hermandades fueran prudentes, que imprimieran a sus cortejos un ritmo más ágil y que optaran por introducir cambios en su recorrido de regreso a sus templos para evitar sorpresas e imprevistos como los acaecidos en el año pasado. La lluvia del Lunes Santo de 2010 pesa.

Así, la hermandad de Jesús de Medinaceli, ya antes de echarse a la calle, comunicó que evitaría pasar por la calle Ancha. Tras efectuar su estación de penitencia en el convento de las reverendas madres capuchinas continuaría desde Constructora Naval hasta la calle Colón abajo para regresar por Rosario hasta la plaza de la Iglesia.

Ecce-Homo, a su salida, anunció un probable cambio de itinerario a su regreso en función de cómo evolucionara la jornada. Poco después, cuando la hermandad ya estaba en la calle confirmó dicho cambio. Tras pasar por Constructora Naval y Capuchinas bajaría la calle Colón en busca de la iglesia de la Pastora.

.

La tarde se va

La tarde se fuede prisa. A las nueve menos veinte de la noche, el paso de misterio de los Estudiantes enfiló la esquina de Isaac Peral a los sones de Jesús de las Penas. Abandonaba la Carrera Oficial. A esa hora, la cruz de guía de Medinaceli se acercaba ya a las Capuchinas por Constructora Naval.

Ecce-Homo, sin embargo, no había pedido aún la venia para entrar en la Carrera Oficial. No lo hizo hasta más tarde, aunque también un poco antes de lo previsto. A las nueve y veinte, el misterio del Romano alcanzó la tribuna de las autoridades a los sones de Alma de Dios. Fue el punto de inflexión que marcó la llegada de la noche del Lunes Santo. Una noche bastante fría. Y corta, al menos, en lo cofrade. A las  diez y veinte la cruz de guía de Medinaceli estaba ya en la plaza de la Iglesia y Afligidos por Churruca.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios