La restauración de Jesús Nazareno ha devuelto a la talla la policromía del XIX
Pedro Manzano desgrana con detalle la intervención acometida en la gran devoción de San Fernando: "Los procesos de limpieza no siempre son bien entendidos"
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San Fernando/En algún momento del siglo XIX, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue sometida a una intervención de la que no hay constancia histórica alguna pero que ha aflorado al hilo de la restauración acometida por el especialista Pedro Manzano Beltrán al estudiar las distintas capas de policromía de la talla.
Es una de esas cuestiones desconocidas hasta el momento que el estudio en profundidad de la imagen que se ha acometido para su puesta a punto ha permitido desvelar y de la que se dio cuenta el miércoles en el transcurso de la conferencia que este restaurador ofreció en las instalaciones municipales del centro de congresos. Allí explicó con todo lujo de detalles y acompañado de numerosas fotografías y de los resultados de las pruebas y análisis practicados en qué ha consistido la restauración de Jesús Nazareno, en qué estado se encontraba la talla antes de la intervención y qué medidas se han adoptado para asegurar su correcta conservación de cara al futuro.
Fue una conferencia rigurosa y prolija en tecnicismos propios de la especialidad pero también absolutamente necesaria para comprender que la intervención que se ha llevado a cabo en esta imagen -la gran devoción de La Isla- ha sido la mejor posible: exhaustiva, minuciosa y sujeta a detallados estudios y a los criterios científicos y artísticos que rigen el oficio de la restauración.
Las capas más antiguas de policromía, según ha comprobado Pedro Manzano a partir de los análisis practicados, se remontan al siglo XVIII, lo que viene a confirmar la fecha y la cronología en la que se data la talla del Nazareno. Pero sobre estas capas -explicó- existía una repolicromía del siglo XIX que había quedado oculta por intervenciones posteriores. "Nos aparece un dato documental que desconocíamos", advirtió. Entra dentro de lo esperado, claro, ya que lo extraño hubiese sido que "desde el siglo XVIII hasta ya el siglo XX la imagen no hubiese sido intervenida en todo ese periodo de tiempo", explicó.
Y esa policromía del XIX -no la original- es la que se ha recuperado en la restauración y la que hoy puede contemplarse al ver la imagen de Jesús Nazareno. "Hay veces que interesa alcanzar la policromía original porque las que están puestas con posterioridad no tienen calidad, pero no es este caso. La policromía del XIX es de calidad, está bien adherida al soporte y, por tanto, se ha conservado tras una limpieza", explicó Manzano en esta conferencia organizada ya en las vísperas de una nueva Semana Santa en la que la restauración del Regidor Perpetuo, aunque fue repuesto al culto en el pasado mes de enero, será una de las claves.
"Que no haya un choque para que el devoto se siga identificando"
Pedro Manzano, en este sentido, reconoció que los procesos de limpieza de la policromía "no siempre son bien entendidos y llaman mucho la atención".
"Cuando se retoca la policromía de la imagen de Jesús Nazareno en el siglo XIX se hace con plena conciencia para que la imagen resulte bella y atractiva. Desafortunadamente, el paso del tiempo va degradando y deteriorando esa policromía y le va dando el aspecto que tenía, al cual también nos vamos acomodando, nos vamos acostumbrando", explicó al referirse a la tonalidad oscura que adquiere la talla "bien por la suciedad, por el paso del tiempo o por otras actuaciones que ha tenido" y al cambio que supone "cuando se limpia y se recupera el tono que tuvo".
"Lo importante -apuntó- es que la limpieza no provoque un cambio brusco, un choque, sobre el espectador, sobre el devoto, para que se siga identificando".
Los problemas de estabilidad
Los análisis practicados al hilo de la restauración han permitido también documentar que la madera utilizada para tallar la cabeza y las manos de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno -el cuerpo fue añadido con posterioridad en la intervención de Álvarez Duarte, en 1977- es pino silvestre, otro de esos datos que hasta ahora no se conocía, como apuntó el restaurador en la conferencia.
Pedro Manzano repasó con detalle durante su intervención los problemas de estabilidad que presentaba la imagen y que habían llevado incluso a que en sus últimas salidas tuviera que procesionar con unos anclajes de refuerzo. Se trataba, explicó, de un problema de la unión del cuerpo de la talla (realizado por Álvarez Duarte) a la peana; lo que se ha solventado con la ejecución de una nueva peana en madera de roble que se ha realizado haciendo uso de las nuevas tecnologías para que el encaje de las cuñas de los pies fuera perfecto -ilustró paso a paso el proceso- y que le da una mayor solidez.
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