El Nazareno reconquista la Madrugá de San Fernando

El Regidor Perpetuo de La Isla protagoniza una noche espectacular en la que el tiempo acompañó y la ciudad se echó a la calle para disfrutar del buen hacer de la hermandad

Un intenso Jueves Santo vivido barrio a barrio en San Fernando

Así fue cómo el Nazareno salió de su templo para iniciar la Madrugá de la Semana Santa de San Fernando 2025 / Antonio Zambonino

San Fernando/Es lógico que a alguien ajeno al mundo cofrade o a la idiosincrasia isleña le llame la atención a todo lo que gira en torno a la Madrugá isleña. Es normal que cualquiera que venga de fuera y visite la ciudad para disfrutar de su Semana Santa le sorprenda que la plaza de la Iglesia y su entorno luzcan abarrotadísimos de gente esperando ansiosa, como si aguardando el inicio de un concierto de una estrella de rock se tratase.

Pero en cuanto pasan las dos de la mañana y se abren las puertas de la Iglesia Mayor y asoma el paso de misterio del Nazareno sobran las palabras. Las emociones hablan, los aplausos y las lágrimas de alegría contenida aparecen. Todo queda explicado: La Isla es del Nazareno, de su regidor perpetuo. No hay duda alguna.

La Madrugá es en sí un sentimiento que engrandece la forma cofrade que tiene la propia ciudad de entender la vida, pero que, a su vez, trasciende lo cofrade y forma parte de la propia identidad de San Fernando.

El Nazareno, saliendo de la Iglesia Mayor.
El Nazareno, saliendo de la Iglesia Mayor. / J.A.S.B.

Y si fuera del templo se vive con intensidad esta salida, en los momentos previos a la misma en el interior de la iglesia se disfrutan de forma única. Allí se experimentan momentos de hermandad, de una ilusión compartida que culmina todo un año de trabajo. Allí hermanos de fila y cargadores se funden en un mismo abrazo. Ya sólo quedaba disfrutarlo a pie de calle. Y así fue. Como no podía ser de otra forma, Niña Pastori tuvo en su mano el llamador con el que se ordenó la levantá que puso al Nazareno en la calle. Un honor que se ha ganado esta artista isleña, que siempre lleva a su hermandad en su boca y que siempre que le es posible, como anoche, viste su túnica para acompañar a sus titulares.

Los cargadores, preparándose en el templo para cargar los pasos de misterio y palio de la hermandad.
Los cargadores, preparándose en el templo para cargar los pasos de misterio y palio de la hermandad. / Antonio Zambonino

El tiempo acompañó y La Isla vivió una Madrugá para el recuerdo. Se quedaba una noche agradable para disfrutar y buscar al Nazareno por esos rincones de la ciudad por donde luce especialmente bien. Lugares como la calle Ancha o Capitanía.

También era una salida especial para la hermandad por otros motivos, ya que era la primera vez que el Nazareno procesionaba tras la restauración de su talla, aquella que realizó Pedro Manzano durante nueve meses y con la que se consiguió recuperar la policromía que se le dio en el Siglo XIX a esta talla, de autoría desconocida y que, al igual que la de María Santísima de los Dolores, data del Siglo XIII. La lluvia que impidió la salida de la hermandad en 2024 dejó entonces sin llevar a la calle el resultado de esta restauración.

Los hermanos de fila, a punto de formar con los pasos de los titulares al fondo.
Los hermanos de fila, a punto de formar con los pasos de los titulares al fondo. / Antonio Zambonino

A pie de calle no faltó de nada, con la cuadrilla de hermanos cargadores dando lo mejor de si misma en titánicas trepás en las que habló con voz propia la carga isleña entre saetas, aplausos y las marchas de la agrupación musical Lágrimas de Dolores y la banda de música del Nazareno.

Y cuando comenzaba a clarear con la luz de la mañana del Viernes Santo llegaba la esperada recogida, un momento en el que volvían a coincidir aquellos que llevaban toda la noche siguiendo al Nazareno y aquellos que se levantaban para no perderse el regreso al templo de la hermandad. Esos que, siguiendo la tradición, quedan para la recogida y terminan desayunando unos churros para recobrar fuerzas de una resaca cofrade a la que el Viernes Santo no dará tregua.

A plena la luz del día tiene lugar el esperado reencuentro de madre e hijo, del Nazareno y María Santísima de los Dolores, cuyos pasos son mecidos, cara a cara, por unos cargadores que, pese al cansancio de una larga noche, echaron el resto para alegría de todos.

Pasada las diez y media de la mañana ya estaban los titulares en su templo. Y con ello volvía a activarse la cuenta atrás hacia una nueva Madrugá. Hacia una anoche única que en la que La Isla volverá a demostrar que es del Nazareno.

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