San Fernando

Una convivencia con incómodos huéspedes

  • Los vecinos viven angustiados por la aparición en sus casas de insectos que provienen de un piso cerrado del bajo

Manuel y Rosa no entienden por qué les pasa a ellos. Por qué tienen que vivir con angustia. Por qué nadie les ayuda. Su casa, situada en la calle San Antonio, en una finca pequeña de viviendas, sufre una plaga de cucarachas. Aparecen, relata este matrimonio, por todas partes. Por eso, temen la llegada de épocas de calor, porque si ahora con este frío siguen encontrándolas por los rincones, cuando el termómetro suba la pesadilla puede convertirse en una auténtica película de terror. "Tenemos un problema de salubridad", asegura Manuel. "Por mucho que limpie, siguen saliendo", comenta María.

Su hogar muestra una imagen cuidada y limpia. A simple vista nada hace suponer el calvario que están pasando. Ellos y sus vecinos. Comenzó en agosto cuando las cucharachas se colaban en la casa provenientes del otro piso de la planta baja. Estaba cerrado después de que la familia que lo habitaba se marchara. "En la ventana de la cocina, que se ha quedado entreabierta, se pueden ver restos de comida. La tiraban por allí. Incluso iban al contenedor y echaban la basura desde el cubo, sin bolsa", cuenta este matrimonio.

Cuando detectaron el problema a finales de verano advirtieron de la situación a la inmobiliaria propietaria de la casa. Sus responsables no podían entrar alegando que sería "allanamiento de morada". Tuvieron que insistir y se le unieron más vecinos también afectados por la aparición de cucarachas en sus hogares. Quisieron saber qué habían hecho. "Nos dieron largas", se queja Manuel. El 9 de octubre lo denunciaron en la Policía.

Este vecino de San Fernando lo ha intentado todo. Ha acudido a la Oficina de Municipal de Información al Consumidor (OMIC), la Delegación de Servicios Sociales o a la de Sanidad. La opción era la fumigación, pero no ha obtenido respuesta. "No me hacen caso y no sabemos qué más hacer", señala.

Por el momento, tras obtener el permiso de la empresa propietaria, precintaron el piso de enfrente con cinta para evitar que salieran las cucarachas de allí, aunque no ha sido suficiente. Los insectos siguen apareciendo. "Compramos el aparato que se enchufa para ponerlo en el pasillo de la macetilla. Tenemos puestas las trampas a cada lado de la puerta, a la que han puesto un cierre para el espacio que quedaba a ras de suelo. Pero continúan", se lamenta Rosa. Su yerno le ha desmontado el horno y ha movido los electrodomésticos. Dentro de la cocina quitaron los bajos de los muebles para echar el líquido. En el resto de la casa también movieron el mobiliario, pero las cucarachas no desaparecen.

Polvos y aerosoles para matarlas le han provocado problemas de garganta y un gasto excesivo. A Manuel le ha pasado factura con subidas de los niveles de azúcar: "Ayer [el día antes de que este periódico hablara con ellos] tuve que ir al médico. Y me ha asegurado que estos altibajos pueden deberse al estrés de estos meses". Es una consecuencia de la incertidumbre en la que viven. Que también padecen sus vecinos de otros pisos. "Suben por las tuberías. Las pisas, pequeñitas cuando entras en el edificio y te la llevas en el zapato", explican. El vecino del piso superior se une a la explicación: "Antes de ir a dormir tengo que mirar si en el baño hay algo antes de que mi mujer entre, porque le dan pánico. Es que han salido a puñaítos". En el descansillo han optado por poner cinta adhesiva en las puertas del armario de los contadores de la luz, porque colinda con la cocina de la casa de la que salen los insectos.

Convertido en una obsesión que va cada vez a más, Manuel y Rosa hablan de irse de la casa. Más aún tras el sobreseimiento provisional de las actuaciones dictado por los Juzgados. Tampoco había prosperado antes la otra vía abierta con un escrito firmado por los vecinos que presentaron en la institución judicial, que rechazaron por estar puesta ya la denuncia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios