Alberto Salas Sánchez fue el primero que en La Isla se animó a poner por escrito las vivencias de la gente 'de abajo'en Cargadores de La Isla. Historia, tradición y anécdotas y en Anecdotario comentado de la Semana Santa. Y ahora se ha atrevido con un Tratado de la carga isleña, algo más de 400 páginas en las que desgrana con objetividad académica todo lo que se sabe y todo lo que se ha podido documentar acerca de la peculiar manera de llevar los pasos en San Fernando. El veterano capataz -un auténtico apasionado de la carga y de su historia- presentará la obra esta tarde, a las 19.00 horas, en las dependencias del Castillo de San Romualdo. Y será Pedro Manuel Payán Sotomayor el que se encargará de dar a conocer este nuevo trabajo de investigación que aspira a convertirse -por ahora, claro- en la obra definitiva de la carga isleña.

Hasta ahora, explica su autor, lo que se sabía, lo que se había escrito y publicado acerca de la carga isleña no pasaba de ser un relato más bien anecdótico y, en cierto modo, deslavazado de las cuadrillas o de los orígenes, aunque evidentemente todo esto haya servido para aportar datos históricos de interés y dejar constancia del legado de la carga isleña. Pero el tema no se había tratado con demasiado rigor. Es el hueco que ha intentado cubrir Alberto Salas. De ahí incluso que se refiera al libro como un tratado. "Es un estudio bastante completo y ordenado que toca todos los puntos de la carga, desde los orígenes a las técnicas utilizadas debajo del paso, la forma de hacer las maniobras, cómo se estructuran las cuadrillas, los distintos tipos que existen...", explica. Y todo tomando como referencia la documentación que existe al respecto, desde las normas de las actuales cuadrillas de hermanos hasta antiguos contratos y lo poco que se sabe de cómo se llevaban los pasos en La Isla hace dos siglos.

Incide Alberto Salas en este Tratado de la carga en lo que se consideran los orígenes del estilo propio de La Isla, que empieza a tomar forma cuando en 1940 la hermandad del Nazareno compra el primer paso de la Semana Santa de San Fernando que fue adquirido en unos talleres sevillanos. "Los palos, hasta entonces longitudinales, eran transversales. Así que el cargador tuvo que adaptarse. Aquí no se conocía el costal, no era un elemento que se utilizara en las salinas. Así apareció otro elemento característico, la almohada individual que se amarraba al palo", explica.

La carga isleña, reconoce, ha evolucionado. Nada tiene que ver un paso andando hoy con la forma en la que lo hacía allá por los años 60 o 70. Pero -insiste Alberto Salas- "los fundamentos son los mismos". El Tratado, admite, tiene también una intención: la de constatar y hacer ver a los cofrades que existe un estilo de carga particular en La Isla. "Y es un legado que está en nuestras manos mantener, modificar o hacer que se pierda".