Adiós a los pasteles de toda la vida, La Mallorquina cierra sus puertas para siempre en San Fernando
Ya son visibles en el escaparate carteles de 'Cerrado por jubilación' y la propia familia al frente del negocio confirma que es una decisión definitiva
La Mallorquina cierra sus puertas en San Fernando por incumplimientos graves de salud pública
Hace escasos días se confirmaba, tras ser un secreto a voces, el cierre de la Mallorquina por incumplimientos graves de salud pública. Este hecho llegaba tras la intervención de la propia Delegación Territorial de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Cádiz, que a través de sus agentes de Salud Pública detectaron incumplimientos calificados como graves en hasta dos inspecciones.
Durante dichas inspecciones se detectaron, entre otros, incumplimientos graves en cuanto al mantenimiento de la temperatura en los productos, además de otras deficiencias de limpieza, equipos y registros de elaboración.
En su momento la interrupción de la actividad del negocio se justificó de cara a la clientela con unos socorridos carteles de 'Cerrado por vacaciones' en el escaparate. Desde entonces los rumores sobre este establecimiento no han cesado entre la población isleña, el más extendido pasaba por una necesaria reforma inasumible por su alta cuantía.
Este martes unos nuevos carteles han sustituido a los anteriores en el escaparate de La Mallorquina y su contenido ha supuesto una bofetada de realidad que deja muy claro el destino final de este negocio. En estos carteles se puede leer: 'Cerrado por jubilación'. De hecho, la familia al frente de este histórico establecimiento ha confirmado a Diario de Cádiz que La Mallorquina ha cerrado sus puertas para siempre. No habrá generación que siga los pasos en el negocio familiar.
Memoria sentimental
Independientemente de los motivos que han llevado a este desenlace, los isleños lamentan la desaparición de una centenaria confitería que ha sido punto de encuentro para varias generaciones. Un establecimiento que se convirtió en referente gracias a las numerosas especialidades que ofrecía en sus vitrinas. Ahora muchos cafés estarán huérfanos de sus pastas, muchas velas de cumpleaños tendrán que buscar otras tartas favoritas y muchas cenas de Nochevieja echarán de menos esos pastelitos de carne y canapés. Y desaparacerá también una terraza siempre llena de clientela y vida que contribuía a dinamizar el entorno de la plaza de la Iglesia y de la calle Real, en la que estaba ubicado este establecimiento.
Con el adiós de La Mallorquina San Fernando despide a otro negocio de los de siempre, de los de toda la vida, a uno que formaba parte de la propia memoria sentimental de toda una ciudad.
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