De 800 llamadas diarias han pasado a poco más de un centenar con la puesta en marcha del estado de alerta que ha obligado a todo el mundo a quedarse en casa, aunque los taxistas siguen en activo en San Fernando. Eso sí, en servicios mínimos. La plantilla está al 50% desde finales de la semana pasada. Empezaron a adoptar las primeras medidas antes incluso de que lo hiciera el Ayuntamiento dada la reacción de la gente ante la progresión del coronavirus, explica el presidente de la Unión Local del Taxi, Antonio de la Hoz.

Si el taxi nunca ha sido fácil, trabajar en la calle en estos días, expuestos a un posible contagio, aún lo es menos. "Hemos extremado las precauciones al máximo", dice De la Hoz. Los conductores están trabajando con guantes y mascarillas, aunque -eso sí- cada uno ha tenido que buscarse la vida para conseguir el material. "Y eso ha sido muy difícil porque no hay", admite.

Además, en pleno estado de alarma y con la gente confinada en sus hogares, los avisos que llegan son evidentes: "La gente nos llama principalmente para que las llevemos al hospital de San Carlos, a las Urgencias, o a los centros de salud", dice el presidente de la asociación de taxistas. Y, en definitiva, reconoce, "uno no sabe si al que monta en el taxi tiene algo o no".

Por eso se ha extremado también al máximo la limpieza de los vehículos. Se limpia con desinfectante el asiento del pasajero con cada aviso para evitar posibles contagios a otros clientes y también -claro- a  los propios taxistas.

Los supermercados son, lógicamente, el otro destino de los avisos que reciben. "Normalmente, se trata de gente mayor que ha ido a comprar pero no puede con las bolsas", cuenta el presidente. Es la pauta que responde a la excepcional situación que se vive en estos momentos a causa del Covid-19.