La saeta, representada en la persona de Manuel Lucas Vidal, fue la gran homenajeada en la noche de ayer, en la que la centenaria pastelería de La Victoria hizo entrega del Rosco de Oro de la Semana Santa isleña, un premio que se ha convertido en una de las distinciones más emblemáticas de La Isla cofrade y que ayer cumplió 22 cuaresmas.

El acto -en el que se tuvo un emotivo recuerdo al cofrade Juan Meléndez Serván, al que Manuel Lucas le dedicó incluso la saeta que interpretó sobre el escenario del local de los salesianos- fue un reconocimiento en toda regla a este arte. La saeta como costumbre, como tradición pero, sobre todo, una oración que en La Isla personifica mejor que nadie Manuel Lucas, como se encargó de poner de manifiesto la comisión organizadora del Rosco de Oro al repasar su trayectoria y al recordar también ese papel esencial que llevan a cabo las peñas flamencas de Chato y Camarón de la Isla con sus escuelas de saetas.

María del Carmen Roa, como joven saetera, tomó también la palabra anoche para hablar del homenajeado, del que recordó que, en Semana Santa, "canta a todas las hermandades para que la saeta no se pierda" y cuya devoción a la Estrella y a la Caridad puso de manifiesto. Por su parte, Manuel Lucas, también cofrade y cargador, visiblemente emocionado, agradeció la concesión de este Rosco de Oro y, especialmente, que el premio hubiera tenido a bien recordar a la saeta.Al acto organizado por la centenaria pastelería La Victoria asistió también el primer teniente de alcaldesa, Fran Romero, así como distintos miembros del equipo de gobierno y de la Corporación Municipal, que arroparon esta cita cuaresmal.