La Noche Blanca volvió a dejar esa imagen de la calle Real llena de gente paseando, de terrazas completamente llenas y de un público numeroso congregándose en torno a los escenarios en los que se prodigaron las actuaciones en directo.

Una vez más –y ya van 12 ediciones– la cita veraniega confirmó su capacidad para sacar a la gente en masa a la calle y consolidó una historia de éxitos a pesar de que pasada la medianoche hubiera que lamentar un trágico e inesperado suceso que empañó la celebración. Por entonces, la velada ya encaraba su recta final y la mayor parte de los espectáculos previstos habían terminado.

La Noche Blanca, en todo caso y al margen de este incidente, fue de nuevo la gran noche del verano isleño. Hasta 25 propuestas y actividades diferentes dieron forma al programa previsto por el Ayuntamiento de San Fernando, que volvió a contar además con la Asociación de Comerciantes de San Fernando (Acosafe) y con la Asociación Isleña de Hostelería y Turismo (Asihtur) como aliados para orquestar esta velada tan especial, que tanta gente suele arrastrar.

Así que hubo un poco de todo: desde animados pasacalles al ritmo con Leo Dixieland y Rebeldes del Swing hasta flamenco del bueno con Jesús Castilla y las jóvenes promesas de Tronío que llegaron de la mano de la hostelería; desde comercios abiertos más allá del horario habitual hasta algunos pases de moda en plena calle; y desde espectáculos infantiles –el Circo Alas en la plaza de la Iglesia o Sin ojana junto al Museo Camarón– hasta visitas guiadas al patrimonio más destacado de la localidad. Algunas de estas rutas –las que se hicieron al propio Ayuntamiento, al Castillo de San Romualdo o al Zaporito– estuvieron teatralizadas, lo que siempre añade un atractivo más a la actividad. Y tuvieron bastante gente, por cierto.

Aunque la música y las actuaciones en directo, como suele ocurrir, fueron las que tuvieron más tirón en esta velada que se encargó también de inaugurar la celebración del puente de agosto. El espectáculo musical que The Playbillers ofreció desde el atrio del Ayuntamiento consiguió reunir a un multitudinario público en la plaza del Rey, al que enganchó con la mejor música de cine. La orquesta isleña, cuya presencia es ya habitual en la Noche Blanca isleña, nunca defrauda.

Luego, el gran escenario del centro de La Isla cambiaría de tercio para ceder el testigo al flamenco con Jesús Castilla. Y en la Alameda sería la música soul la encargada de animar la velada con la banda Free Soul Band. En general, hubo propuestas en todas las plazas del centro. Y el comercio se encargó también de animar otras calles como Rosario o San Rafael, hasta las que también llegaron las propuestas y la música en directo.

Es, desde luego, una de las claves del éxito de la Noche Blanca, que después de 12 ediciones –contando con el parón de los dos años de la pandemia– forma ya parte inseparable del verano isleño . En realidad, se trata de dar un pretexto –o más de uno, mejor dicho– para que la gente se eche a la calle. Algo a lo que La Isla, y más en verano, siempre se muestra dispuesta, todo sea dicho.

La Noche Blanca encaja bien en San Fernando. De ahí la gran cantidad de gente que, una vez más , pudo verse paseando ociosamente por las calles del centro, dejándose llevar por esa corriente de actividades que arrastraba la velada desde las últimas horas de la tarde hasta las primeras de la madrugada e intentado buscar sitio en algún local para tomar algo.

Lo cierto es que la Noche Blanca, aunque la iniciativa dista ya mucho de ser una novedad en la temporada estival, repitió un formato ya sobradamente conocido en el que combinaba las propuestas de ocio, la cultura, la gastronomía, el comercio y las actuaciones en directo. Y repitió también su éxito de público, que a fin de cuentas es de lo que se trata. Era lo esperado.