El éxito de las orquestas en la Feria del Carmen y de la Sal resulta evidente a tenor de cómo se ponen aquellas casetas que cuentan con esta propuesta para atraer a la clientela. La música en directo sigue animando el ambiente, ya sea de un grupo grande o de un solista, animador, que consiga captar la atención de toda clase de público. Este año también se ha dejado sentir la apuesta por los conciertos en el real, más allá del día de la inauguración.

Multitud de público se fue sumando el miércoles tras la proclamación a la propuesta de Radiolé. Había público de todas las edades: familias que llegan al recinto y se paraban a disfrutar de la música, grupos de jóvenes que habían quedado con sus amigos y aguardaban mientras los artistas se sucedían en el escenario. La cita tuvo dos partes: antes y después del encendido del alumbrado. Menos suerte, por la escasa cantidad de público que se congregó, tuvo el grupo Cambio de Tercio, que no despertó la curiosidad de los isleños, quizás algunos sorprendidos por la presencia de estos artistas. Sí que atrajo a sus paisanos Fran Ocaña, de cuyo concierto se pudo disfrutar el viernes, para abrir boca con la primera noche intensa, al llegar el fin de semana, en la Feria del Carmen.

Pero la música en vivo no se ha limitado a esos conciertos: también ha estado en las casetas. En la municipal, en la Flamenquita la Reja, en la caseta del PP, del PSOE o la Andalucista (con el éxito repetido de la orquesta Alldara), en No ni ná, en el Ateneito de los Estudiantes o en Upace. Ritmos más aflamencaos, versiones, flamenco, grupos de baile, repertorios propios... han hecho las delicias de un público, que escucha a los artistas desde sus sillas, pero que también aprovecha para bailar y divertirse, adelantando en muchos casos el momento de más jolgorio que se reserva para más tarde en las casetas de marcha.

Sin duda, la música se confirman como un verdadero aliciente para atraer a los visitantes de la Feria.