La ciudad volvió a acoger la tradicional celebración de la Pascua Militar, una acto que se repite desde 1782 cuando Carlos III la instauró el mismo día de la Epifanía del Señor para agradecer la toma de Mahón a las tropas españolas. La formación y revista de la fuerza, el discurso de la máxima autoridad militar presente y el desfile de la compañía mixta completaban la ceremonia militar en el interior y exterior de la antigua Comandancia General de la Zona Marítima del Estrecho.

El almirante de la Flota, Fernando Armada Vadillo, presidía la Pascua en nombre de Su Majestad el Rey, que cumplía a esa misma hora sus funciones como mando supremo de las Fuerzas Armadas con la recepción en el Palacio Real a autoridades militares y civiles españolas. En torno a las doce de la mañana, Armada llegaba en vehículo oficial a las puertas del edificio de la antigua Capitanía General donde fue recibido por el almirante jefe de Apoyo Logístico de la Bahía de Cádiz, el vicealmirante Juan Francisco Serón Martínez. Instantes después el almirante de la Flota pasaba revista a la fuerza formada en la calle Real de cara al inmueble de Defensa.

Ya dentro del edificio, la máxima autoridad militar se dirigió al Salón del Trono -en el que se situaron representantes militares y civiles-, desde el que realizó una alocución para todos los presentes, donde una cámara recogía el discurso y la imagen de Fernando Armada, bajo un retrato de don Juan Carlos. Como representante de las Fuerzas Armadas de la zona de Almería, Granada, Málaga, Huelva y Cádiz, trasladó las felicitaciones y los saludos del monarca, a quien devolvió la deferencia y le reafirmó los valores y tradiciones esencia "de la forma de ser y actuar" de la familia militar. Una familia compuesta por los hombres y mujeres que sirven en España y aquellos que en las fiestas se encuentran alejados de sus seres queridos. Aquellos que están desplazados en misiones de paz, humanitarias o científicas. Para ellos tuvo palabras y recordó su tarea en los Balcanes, Afganistán, Líbano.

Esas operaciones tendrán su continuación en los mismos escenarios y otros nuevos en 2008, dijo y apuntó con orgullo algunas de ellas. En Bosnia, un general español se ha hecho cargo del mando de la operación; la Fuerza Marítima Europea se activará para participar en el dispositivo marítimo que opera en el Líbano, como parte de la fuerza de las Naciones Unidas en ese país; continuará la participación en la Active Enderavour, dentro de la lucha contra el terrorismo internacional; seguirá la operación Noble Centinela, en aguas próximas a Canarias en apoyo a la lucha contra la inmigración ilegal, "importante por su dimensión humana y su impacto social", señaló el almirante de la Flota.

En su discurso, también se centró en la Armada, en la reestructuración que ha sufrido, con renovadas figuras orgánicas, en fase de consolidación y corrección de disfunciones. O la Ley de Tropa y Marinería de 2006 desarrollada ampliamente durante el año pasado, en la que se establecía un nuevo modelo de profesionalización. Esas mejoras se reforzaron, destacó, con nuevas estructuras de apoyo al personal -residencias, alojamientos y guarderías-, el programa de calidad de vida a bordo o medidas para racionalizar actividades, guardias y servicios. Otra normativa acaparó parte de la alocución de Armada: la Ley de la Carrera Militar, que regirá la vida diaria de los militares y su formación, y que trata de asegurar la calidad del personal en una Fuerzas Armadas modernas y tecnificadas, en su ámbito educativo, en la igualdad entre hombres y mujeres y la conciliación familiar.

Después, en la calle, vendría el desfile, en el que participaron algo más de cien efectivos: una escuadra de gastadores del Tercio de Armada, una sección de Infantería de Marina del Tercio de Armada, una sección de Marinería de la Base de Rota y la banda de Música del Tercio del Sur.