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La autoestima es la percepción y valoración que una persona tiene de sí misma después de haber hecho una evaluación interna que hacemos de nuestras propias capacidades, habilidades, cualidades y valor personal, por lo que va a influir en cómo nos sentimos, nos comportamos e interactuamos con los demás.
Una persona tiene una buena autoestima cuando cree en sus propias capacidades y en su propia valía como persona, aceptando el conjunto de su ser, es decir, tanto sus fortalezas como sus debilidades y que con estas no se juzgue demasiado duro. Es una persona resilente, capaz de afrontar y superar los problemas y afrontar las críticas de manera constructiva, lo que le permite tener relaciones sanas con los demás.
Una de las cosas más importantes para tener una autoestima buena es darle prioridad a tu bienestar emocional, físico y mental. En el siguiente vídeo, la psicóloga Silvia Congost explica de una forma más detallada cómo podemos tener una autoestima buena.
La capacidad de autoanálisis es la habilidad de reflexionar de manera crítica y objetiva sobre nuestros propios pensamientos, emociones, comportamientos y decisiones. Se trata de un ejercicio de introspección el cual nos va a permitir comprendernos mejor, identificar patrones de conducta, reconocer nuestras fortalezas y debilidades y, muy importante, aprender de nuestras experiencias. El autoanálisis nos ayuda a tomar decisiones más conscientes y a mejorar nuestro desarrollo personal.
Para fomentar la capacidad de autoanálisis, es importante practicar la autorreflexión, dedicando tiempo casi a diario a pensar en nuestras acciones y emociones. En este sentido, tener un diario o cuaderno donde expresar lo que sentimos y pensamos es muy útil para poder hacer este trabajo de autoanálisis, fomentando la honestidad con nosotros mismos, aceptando nuestros errores sin juzgarnos demasiado y buscando el feeback de personas de confianza que nos hagan valoraciones constructivas a través de sus percepciones externas.
La meditación y las prácticas de mindfulness también son técnicas que nos pueden ayudar a mejorar nuestra capacidad para observar nuestros pensamientos y emociones con claridad, sin dejarnos llevar por ellos. Al cultivar tanto la autoobservación y la autocrítica constructiva, podemos desarrollar una mejor comprensión de nosotros mismos y hacer cambios positivos en nuestras vidas.
Los objetivos nos ayudan a enfocar nuestros esfuerzos y recursos en lo que realmente importa, permitiéndonos avanzar de manera estructurada y eficiente hacia lo que deseamos alcanzar. Cuando tenemos claros nuestros propósitos, es más fácil tomar decisiones coherentes que nos acerquen a nuestras metas, lo que reduce la sensación de estar perdidos o desorientados.
Además, los objetivos nos dan una razón para levantarnos cada día con entusiasmo, ya que nos motivan a superar obstáculos y a mantenernos persistentes, incluso en momentos difíciles. Cumplir con pequeños logros a lo largo del camino también refuerza nuestra autoestima y confianza, al ver que somos capaces de hacer realidad lo que nos proponemos.
Por eso es importante, y así lo destaca la psicóloga Silvia Congost, tener un propósito para saber a dónde tenemos que ir y para conectar con nuestro propio crecimiento personal, evitando situaciones de ansiendad por no saber hacia adónde ir.
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