Errar es de humanos. Es algo que todos sabemos y que, en mayor o menor medida,  hemos protagonizado y/o padecido en algún momento de nuestra vida. Equivocarse es innato a la condición humana, pero hay ocasiones en las que las consecuencias pueden ser muy dolorosas e irreparables, como ha ocurrido en el Hospital Universitario de Puerto Real.

La historia que ahora le contamos sucedió este martes. Lo que en principio era una operación rutinaria ha desembocado en una desagradable confusión que tiene como protagonistas a dos ciudadanos extranjeros que habían fallecido en el hospital puertorrealeño.

Uno, un ciudadano alemán. Otro, de origen británico. Sus restos mortales descansaban en la morgue el Clínico de Puerto Real, hasta que la funeraria contratada por la familia del ciudadano alemán acudió a recoger su cuerpo y, por un error que aún no tiene explicación, se llevó otro. Concretamente, el del ciudadano británico.

La empresa funeraria presentó la documentación de su “cliente”, pero se llevó el cuerpo de otro ciudadano (inglés) que trasladó hasta el Cementerio Mancomunado de Chiclana, donde fue incinerado horas más tarde.

Hasta este miércoles nadie se había percatado del error. Ha sido gracias a otra empresa funeraria, la contratada por la familia del fallecido de origen británico. Esta acudió al Hospital de Puerto Real para recoger un cadáver, y no aparecía por ninguna parte. En la cámara frigorífica de la morgue del hospital puertorrealeño yacía un ciudadano alemán, no británico, al que su familia ya daba por incinerado. Que ambos tuviesen nombre y apellido extranjero fue lo primero que hizo saltar las alarmas y que, desde primer momento, se pensase en que se podrían haber intercambiado los cuerpos.

Fue entonces cuando se descubrió el fatal error y cuando se ha iniciado una investigación para conocer con exactitud qué pudo suceder para que se confundan los cuerpos de dos personas que, además, tenían una diferencia de edad de casi 20 años. Se intenta averiguar que falló, aunque fuentes del Hospital de Puerto Real aseguran que "las dos personas fallecidas estaban bien identificadas", y que así se ha podido comprobar. En cualquier caso, la realidad es que los posibles protocolos existentes en estos casos fallaron. 

Para tranquilidad de ambas familias y de los posibles causantes de la confusión, el destino de ambos cuerpos iba a ser la incineración. Por lo tanto, pese a todo el daño emocional que puede causar una circunstancia de este tipo, el tema se podrá resolver con un intercambio de cenizas entre ambas familias, siempre y cuando la conserven.