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Resaca mortal en Los Caños

Ayoub Mabrouk, la víctima número 10

  • La familia de una víctima de la patera de Los Caños lo reconoce por una foto de este Diario y quiere recuperar su cuerpo para poder enterrarlo

Agentes de la Guardia Civil momentos después de que el cadáver de Ayoub Mabrouk fuera devuelto por el mar.

Agentes de la Guardia Civil momentos después de que el cadáver de Ayoub Mabrouk fuera devuelto por el mar. / Julio González

El drama de la inmigración que acapara noticias en esta orilla del Estrecho es aún más cruel en Marruecos. Las fotos, durísimas, que medios como este diario han venido publicando estos días tras el naufragio de la patera en Los Caños, no sólo sirven para concienciar a la sociedad de la tragedia cotidiana, sino que también pueden permitir a una madre llorar la certeza de la pérdida de un hijo. Es lo que ha ocurrido con una imagen de Julio González, jefe de fotografía de Diario de Cádiz, quien junto a este redactor hacía un reportaje sobre la arena de la playa gaditana el pasado viernes cuando nos topamos con que el mar arrojaba un nuevo cadáver a la orilla.

Ayoub Mabrouk, la víctima número 10

Era la víctima número 10. Esa fotografía, tan dura como otras que provocan debates sobre la conveniencia de su publicación, ha servido para que Yassine Atouel, un amigo de la familia, le reconociera. Tras ver la imagen en la edición digital del diario, decidió contactar a través de messenger con nuestro redactor gráfico y le solicitó que le enviara fotografías con mayor resolución de los cuerpos que se iban recuperando por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, a fin de mostrárselas a sus allegados. “Nada más verlo –comentaba ayer tarde en conversación telefónica– me dio la impresión de que era Ayoub, así que quedé con su hermano en una cafetería y después de enseñarle las fotos también tuvo claro que se trataba de él”.

Ayoub Mabrouk, en una foto en su ciudad semanas antes del viaje. Ayoub Mabrouk, en una foto en su ciudad semanas antes del viaje.

Ayoub Mabrouk, en una foto en su ciudad semanas antes del viaje.

Porque el número 10 tenía nombre, todos lo tienen. Ayoub Mabrouk se llamaba. Tenía 21 años, había sido tres veces campeón nacional de boxeo en su categoría y su sueño era parecerse a su ídolo, el púgil marroquí Badr Hari, que se hizo popular en medio mundo por su amistad con el futbolista Cristiano Ronaldo. Yassine nos cuenta que cuando la madre de Ayoub vio la fotografía “se desmayó y hubo que atenderla en un hospital. Es duro, pero al menos sabe que su hijo ha muerto, porque en mi barrio hay muchas madres que llevan 20 años esperando una llamada de esos hijos que intentaron cruzar a Europa y de los que no han vuelto a tener noticias. Cada vez que suena el teléfono tienen la esperanza de que sean ellos. Es un sufrimiento permanente”.

Tenía 21 años y había sido tres veces campeón de boxeo de su categoría en su país

Según dijo, el naufragio de la patera de Los Caños ha provocado un gran dolor en su ciudad, Salé, que pese a sus 600.000 habitantes ha sido convertida en barrio residencial de la capital del reino, Rabat, de la que la separa el río Bu Regred. “Otros tres chavales de nuestro barrio iban en esa patera y no tenemos noticias. Aquí los medios de comunicación no hablan de esas cosas y las familias esperan poder ver alguna fotografía para intentar reconocer a alguno, como ha ocurrido con Ayoub. Yo cogí el nombre del fotógrafo en vuestro periódico intentando informarme de lo que estaba ocurriendo en España y le dejé un mensaje. Le pedí fotografías de las víctimas porque tenía la corazonada de que conocería a alguno. Ahora al menos su familia sabe que está muerto y puede reclamar su cuerpo para enterrarlo en su tierra. Entre las demás familias lo único que hay ahora mismo es incertidumbre”, afirmaba.

Sólo su hermano conocía sus intenciones

Ayoub Mabrouk, la víctima número 10, nunca había intentando antes pasar a Europa. Entrenaba en un gimnasio, pertenecía a una familia humilde y Yassine afirma que “sólo su hermano tenía constancia de que iba a intentar pasar el Estrecho en una patera. Yo sólo espero que alguien nos ayude, que la muerte de Ayoub y la de otros chavales como él pueda cambiar algo esta situación”.

Yassine habla perfectamente español porque vivió seis años en Madrid. Él también dio el salto al continente, aunque tras comprobar que no es oro todo lo que reluce decidió regresar a su país. “Yo pasé a España en camión, que hay menos riesgo, pero ahora es otra historia. Con los escáners que han colocado en la frontera es casi imposible cruzar, así que los chavales se arriesgan a hacerlo por mar”.

Este marroquí que habla bien de los españoles, pese a reconocer que tras seis años en nuestro país no consiguió tener papeles de residencia, llegó a nuestro país en 2006 y en 2012 volvió a su tierra desencantado. “Ahora me va bien aquí, me he casado, tengo dos hijos pequeños y un trabajo. Cuando algunos chavales me piden consejo para ir a Europa yo siempre les digo lo mismo, que no vale la pena arriesgar tu vida por un sueño”. Por desgracia, pocos son los jóvenes que escarmientan en cabeza ajena.

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