Wokismo tradicionalismo

12 de mayo 2025 - 03:05

Odio los tópicos, los espacios comunes, las frases hechas, me parece propio de mentes simples, de personas con escasa capacidad intelectual. Gente que no sabe pensar por sí misma lo solucionan con una idea de otro, oída en la radio, vista en la tele, escrita por el prescriptor ( influencer), cada uno con lo suyo: los de derechas con la Cope, Federico y demás digitales (que el Gobierno llama ‘fachosfera’); los de izquierdas con sus propios medios digitales, incluso El País si es que este periódico estuvo alguna vez en la izquierda; el nacionalmadridismo en todos los medios. Te lo dan ya pensado, así que para qué esforzarse: te limitas a repetir argumentos de otros. Senso contrario no hay nada más simplón que ponerle etiquetas a los demás. Llevar pulseritas o tirantes con la bandera de España es de fachas, llevar una pañoleta palestina o colgar en el balcón una arcoiris es de progres, eso que los americanos llaman woke. Trasladado al lenguaje, me pasa que cuando oigo o leo a alguien que dice “vecinos y vecinas” dejo de prestar atención porque pienso que el que lo dice es tonto del culo. Para qué hablar del “todos, todas y todes” o del último invento de la izquierda a la moda que es usar el femenino plural para referirse a un conjunto formado por hombres y mujeres. Gilipolleces. Lo mismo que hablar de la motosierra, los zurdos , el “se rompe España” por los mismos que evaden impuestos como Carlos Herrera, Carvajal o los jugadores del Real Madrid. Odio con la misma intensidad a los manifestantes que increpan y le tiran el micrófono a ese pobre diablo de Vito Quiles que a los que hacen lo propio en la plaza de Colón con los reporteros de La Sexta o TVE. Para qué hablar de esas frases tontas tipo “España será verde o no será” de la ministra del ramo o la majadería “porque fueron, somos, porque somos serán” o incluso la pamplina de “los barrios obreros” de los sindicatos minoritarios de Cádiz el 1 de mayo. Para qué hablar del ‘refugees wellcome’ colgado en el balcón del Ayuntamiento en tiempos de Kichi. Si veo que dicen lo de “con perspectiva de género” me da grima, pienso que alguien quiere robarme la cartera o conseguir alguna subvención. Lo mismo se puede aplicar a los descerebrados que defienden el franquismo o meter en la cárcel a todo el que tenga relación con el presidente del Gobierno. La gente, en lugar de aprovechar el apagón para leer, se fueron a las terrazas a beber cerveza, y en lugar de llevar en la maleta un libro para cuando se pare un tren, terminan escuchando a uno de Los Morancos o gritando contra Pedro Sánchez. Ya se sabe lo que dicen los italianos “¿piove? Porco goberno”. Lo cantó George Brassens versionado por Paco Ibáñez: vivir fuera del rebaño.

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