Vuelve el cristianismo

30 de diciembre 2025 - 03:04

Leo, veo y escucho que, como en tiempos antiguos, el cristianismo vuelve a estar de moda en nuestro país, como aquel espectro de sentido contrario que hace más de un siglo recorría Europa. Dicen que son síntoma de ello detalles significativos como el último disco de Rosalía, la película ‘Los domingos’ o el auge de un grupo musical llamado Hakuna, que ha convocado a decenas de miles de personas en la Puerta del Sol madrileña para cantar su Navidad.

Sin embargo, yo pensaba que ese retorno del cristianismo al sentir común de la sociedad sería tal vez la mayor consideración (incluso el amor, como predicó Aquel) hacia el prójimo, lo de poner la otra mejilla o al menos el considerar bienaventurados a los pobres. Ya supongo que no hay que llegar tan lejos como aquello de “vende todo lo que tienes y reparte el dinero entre los necesitados”, pero uno esperaba que al menos la vuelta de la religión del amor acabaría con el odio al diferente y triunfaría la hermandad con el perseguido por razón de la justicia.

Debe ser que uno leyó mal los Evangelios y, como no estuvo allí, no pudo oír bien el Sermón de la Montaña, porque ahora la vuelta a la ola social del cristianismo es presentada como “vivir arrodillados ante Cristo”, del cual no recuerdo que pidiera nunca nada de eso, pero es lo que pregonan los miembros y seguidores del tal Hakuna.

Desde mi mirada lega en Teología, observo que sí, efectivamente vuelven las vestiduras, los ritos, los cánticos y las llamadas a una comunión sacrificada y excluyente, pero no aprecio ni un ramalazo de solidaridad con los más necesitados, que en el fondo son todos los hombres y mujeres de buena voluntad. A tal fenómeno, tal vez, no me quiero meter donde no me llaman, el fundador de todo esto le llamaría ‘sepulcros blanqueados’.

Convive el supuesto auge de lo apostólico romano con el cada vez más indisimulado odio a ‘los infieles’, sobre todo a los practicantes del Islam, a los que acusan de estar preparando un futuro en el que convertirán a la España cristiana que creen que somos en un infierno totalitario vencido por la Guerra Santa. Tampoco se aprendieron bien estos nuevos profetas la parábola del buen samaritano. Ellos, que tanto aman a su dios, odian al resto del Olimpo, practicando una suerte de Inquisición moderna que además afrenta a la Constitución española, proclamadora de la libertad religiosa, y que tanto dicen defender. Expulsan de sus templos a las personas sin hogar mientras lo abren a los mercaderes. A mí, en cambio, no me cabe duda de con quiénes estaría ese Cristo si decidiera volver de nuevo a la Tierra.

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