El voto oculto decide

Como dijo Julio Iglesias, "el éxito no tiene ninguna lógica", y mucho menos en el ejercicio de la política

Juanma Moreno se fue anoche a dormir pensando en la gloria y creyéndose su propia propaganda. Tal vez le cueste entender los motivos que empujan a la multitud a vitorearle a todas horas. Pero como le dijo Julio Iglesias a Jesús Quintero, "el éxito no tiene ninguna lógica". Y menos en política. Lo cierto es que cuando uno se siente capaz de reunir a tantísima gente a su alrededor, sea dirigente político o estrella de rock, ya no puede vivir sin esa droga que algunos llaman poder. Andalucía suele dar alguna sorpresa en las elecciones, como se vio en 2018 con la irrupción de Vox. Cuantas más encuestas se publican, más pasmados se quedan los expertos tras el recuento. Y la culpa la tiene el voto oculto, ése que escapa a los radares más avanzados -a veces por vergüenza torera- y que hoy tanto inquieta al PP, pese a tenerlo todo a favor. Nadie duda de que Juanma se zampará el voto naranja. Pero toca esperar unas horas para saber si obtendrá una mayoría suficiente para gobernar en solitario con permiso de Vox, o si una legión de socialistas, como se olfatea en el ambiente, le prestará su voto para alejar a la derecha más radical con una victoria aplastante. Averiguaremos, al tiempo, si Macarena Olona es la candidata que necesita su partido para mandar en Andalucía o si, por el contrario, su tono altanero no acaba de sintonizar con la gente. Al fin conoceremos el resultado del pulso entre su discurso más belicoso y el más moderado, del que podría depender la repetición de elecciones.

Los socialistas son los que tienen más ganas de que hablen las urnas para darle un revolcón a las encuestas. Hay curiosidad por saber si el despliegue de todos los ministros de Sánchez ha logrado frenar el voto de castigo contra su Gobierno, en mitad de una tormenta perfecta sacudida por el subidón de todo. Las primarias destrozaron al PSOE y cuando se cierren los colegios electorales se conocerá la profundidad de su crisis. Ya no habrá que preguntar si se equivocan los que piensan que el PSOE se desplomará o si remontará 'in extremis' por miedo a un gobierno tutelado por Vox. ¿Los socialistas que se quedaron en casa en 2018 irán hoy a votar en masa? Dependerá de los indecisos, pero al candidato no le favorece ni su cartel. El ambiente indica que la movilización en el seno del PSOE tampoco ha sido la de aquellas campañas de antaño, cuando sobraban voluntarios.

La reacción de Juan Marín reivindicando su parte del pastel parece llegar tarde. Estuvo mejor que otros adversarios, sobre todo en los debates televisivos, pero quizá no sea suficiente con varios destellos para salvar los muebles. Los andaluces también nos dirán esta noche quién ganó a la izquierda del PSOE, si la imaginación Teresa Rodríguez, que ofreció su mejor versión, o el talante de Inmaculada Nieto. Teresa parece ir por delante, pero tal vez sólo pueda saborear una victoria más simbólica que efectiva. Lo decidirán los andaluces, pero seguro que antes nos deparan una sorpresa que ni ellos saben.

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