La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Las tardes de cine de chaves y Griñán

Impresiona la forma en que se despeña toda una etapa. Cómo el perro más fuerte, esbelto y seguro acaba lastrado por las pulgas. Cómo la cabra poderosa de otros tiempos termina desmochada y viejuna. Se esfuma toda una época ante nuestros ojos. Quizás estamos pasados de rosca por efecto de una sociedad que todo lo convierte en espectáculo y ha perdido la capacidad de dejarse impactar. La confirmación del envío a la cárcel del ex presidente José Antonio Griñán deja al PSOE todavía más herido en su otrora fortín andaluz, al margen del daño que acumule ya el condenado como cualquier ser humano que se enfrenta a un proceso judicial de estas características. La de domingos que vimos a Chaves y Griñán de cena plácida en una terraza de Sevilla tras una tarde de cine entre amigos.

El viento cambia, ocurre lo que nunca sucedía, la sociedad se vuelve exigente en asuntos que antes dejaba pasar, la oposición ejerce su papel con mayor intensidad ... y los tiempos se vuelven bruscos y alcanzan con crueldad a los personajes más consolidados. El destino, además, hace coincidir la sentencia del Supremo con la coronación del primer presidente de la Junta de centro-derecha que cuenta con mayoría absoluta, rebautizada absurdamente como "suficiente" para no parecer no sabemos qué, pues ya podían haber tenido más recato con los fastos de la toma de posesión, de estilo americano y a la que sólo faltó una suerte de Capitolio.

Casi 40 años de socialismo se han derrumbado ahora, justo ahora. No en diciembre de 2018, cuando la suma de tres partidos desalojó a Susana Díaz de San Telmo. Aquello fue el comienzo del desguace. Las mentes inteligentes que anidan en los partidos políticos, que siempre hay algunas, deben hacer autocrítica, saber analizar las causas reales por las que caen los gobiernos y las marcas electorales, huir de la complacencia y entender la razón por la que muchos profesionales no quieren saber nada de una política secuestrada por los aparatos de los partidos. Estar expuesto a diario sólo se soporta si se han ingerido grandes dosis del veneno de la política.

El grado de presión ahora, con miles de confidenciales digitales venteando verdades y mentiras, es mucho mayor que cuando, por ejemplo, Chaves llegó a la presidencia de la Junta y, por cierto, estrenó San Telmo. Aprendan los dirigentes actuales a no relajarse ni sestear. Las fechorías de sus secuaces de hoy pueden dar pie a condenas del mañana. Sólo con el paso de algún tiempo se sabe de verdad si un Gobierno ha metido la pata. No canten victoria de momento. Miren el ejemplo de los de las tardes de cine.

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