QUÉ me gusta un sobrecito', el hit-parade de Carretero, debería imponerse como himno nacional. Con letra y todo. Fuera el 'chinta, chinta...'. Los futbolistas de la selección, amantes del euro, lo cantarían con ardor guerrero y el público, ni les cuento. A todos nos gusta un sobrecito, para qué negarlo. Si es 'Black is Black', mucho mejor. En una economía tan sumergida que el comandante Custock es el que reparte las nóminas. Menos mal que en Cádiz hay fontaneros con escafandra y escayolistas con humedad en el mono. De lo contrario, quién soportaría el paro sin acercarse a un supermercado y llenar, sin pagar, el carro hasta los bordes y despedirse del vigilante con un "Lo siento, compadre, mis hijos tienen que comer". Sin declarar a Hacienda. Por cierto, este año me ha tocado 'a devolver'. Y he devuelto, dos veces, cuando he visto lo que me toca pagar. Lo que yo daría ahora por un sobrecito... de Espidifen.