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El cine es una fuente de conocimiento de las sociedades del pasado y un verdadero testimonio antropológico. La música del cine de los años sesenta recrea diferentes identidades femeninas en películas comerciales cercanas al régimen o totalmente críticas con las obras de otros grandes cineastas del momento, Buñuel y Berlanga que se alejan de estereotipos habituales.
La música pop fue un factor de emancipación femenina, de conquista de los derechos de la mujer y las cantantes Ye-Yé protagonizaron iconos que rompieron las pautas de las generaciones precedentes y contribuyeron a la evolución de la sociedad española de aquella década como han estudiado las musicólogas Paloma Otaola y Virginia Sánchez.
La mujer, la música y el cine han sido factores de cambio político y social porque han transformado la realidad, fueron capaces de superar la identidad femenina, de abrirse nuevos caminos de expresión creativa y crearon otros lenguajes.
Uno de los mayores éxitos de la música pop española ha inspirado a una emprendedora alicantina enamorada de El Puerto que ha puesto en marcha hace un año La ChiCha Yeyé, un establecimiento en la trasera del edificio del Resbaladero y frente a la fortaleza medieval más interesante de esta provincia: El Castillo de San Marcos.
Chantal Olivares, el alma del negocio, no está sola. Junto a ella Lolo, Mayte, y Eva crean cada día una atmósfera entrañable. Ellos sí que están rompiendo pautas y le están regalando a la Bahía un proyecto lleno de cariño popero y de esfuerzo basado en un concepto: el oficio de sentirse repostera. Quien posee un oficio es dueño de su propia utilidad y éste nos convierte en protagonistas de nosotros mismos viviendo de acuerdo a una vocación con un sentido social.
Chantal estudió repostería en la Escuela de Hostelería de la Taberna del Alabardero y es una repostera de tartas pero también se atreve con los patés vegetales y las mermeladas. Tienen interés por hacer las cosas bien. El nombre de ChiCha les viene por su intención inicial de ser un despacho de buena chacina para el aperitivo pero lo cierto es que la especialidad son los desayunos y meriendas con diferentes tipos de pan y combinaciones de las más originales como la de queso fresco con aguacate.
No se pierdan la tarta de zanahoria y naranja y la mermelada de kiwi, los quiches y los Brunch con huevos y tortitas al más puro estilo americano.
La decoración del local está completamente conseguida gracias al criterio de Mayte, que ha sabido conjugar el lenguaje psicodélico con el cine español de los años sesenta, los carteles de cine sesenteros, discos de vinilo, televisiones de pasta y muñecas flamencas de Marín. Dos buenos sofás chester amarillo y burdeos de segunda mano coronan la sala mientras que de fondo pareces escuchar a Karina, Simon y Garfunkel o Raphael.
La ChiCha Ye Yé tiene sentido porque piensa en futuro y quiere fomentar la cultura con exposiciones temporales, charlas y pequeños conciertos. Completa la oferta una maravillosa terraza soleada junto a la muralla del castillo, una oferta de jereces de Gutiérrez Colosía, Osborne y Pavón, quesos de Cádiz, mojamas de Barbate, buen jamón de bellota de Castaño de Robledo y la posibilidad de encargar tartas para llevar. Abre todos los días desde las 8 de la mañana y en verano la terraza está hasta la madrugada.
Chantal sueña con las tartas y con poder vivir en California o en Nueva Orleans pero mientras se cumplen sus sueños le canta al Castillo cada mañana: "No te quieres enterar, que te quiero de verdad…"
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