El Palillero

José Joaquín / león

El político guapetón

SE habla mucho de que los políticos guapetones están de moda. No es una novedad que ser guapo o guapa ayude al liderazgo en los partidos. Es una característica de nuestra democracia. Y viene desde el principio. Tiene un fundamento histórico: el cambio consistió en pasar de Franco (que era un señor viejo, bajito, feo, calvo, anticuado y símbolo del pasado) al Rey Juan Carlos (que entonces era joven, alto, rubito, deportista, bien parecido y que encarnaba el futuro). Con los políticos de los partidos pasó igual. Por eso, Adolfo Suárez consiguió la hegemonía del centro/derecha y Felipe González se impuso en el centro/izquierda.

Suárez, aunque venía del Movimiento, superó a Fraga, que era el representante natural de la derecha que había evolucionado al reformismo. Felipe, aunque venía de la foto de la tortilla, se impuso a Carrillo, que era el líder del PCE, un partido que había sido hegemónico en la izquierda y encabezó la oposición al régimen desde el final de la Guerra Civil. En la comparación de Suárez y Felipe con Fraga y Carrillo, no hace falta decir quiénes eran los jóvenes y guapos.

Así que primero estuvo Adolfo Suárez, ese hombre que todas las señoras mayores hubieran deseado tener por yerno. Y no es machismo, sino sociología. Esas señoras, que habían sido de orden durante toda la vida, votaban a Adolfo, en vez de a Fraga, que les parecía demasiado serio y riguroso. Por el otro lado, Felipe González agradaba a señoras de todas las edades. Era un rompedor de corazones, con aquella chaqueta de pana. Cuando Leopoldo Calvo-Sotelo fue su rival, la derecha se lo puso en bandeja. Felipe consiguió más de 200 diputados.

Cuando José María Aznar dijo aquello de "Váyase, señor González" no crean que era el final de los políticos guapetones. Aznar era un joven del PP, si se le comparaba con Fraga. Habrá discusiones sobre si encarnaba algún ideal de belleza. Pero su delgadez deportiva, sus partidos de pádel con quienes debía jugarlos (aún antes de sus abdominales a lo CR7), y las fotos playeras revelan unas preocupaciones estéticas indiscutibles. Cuando Zapatero le ganó dos veces a Rajoy, también se pudo interpretar en esa clave de pon tus barbas a remojar. Zapatero tenía un aire enigmático, casi gótico. Era un raro, que parecía interesantón.

¿Y Rajoy cuando ganó? Hay excepciones. Pero, ¡ojo!, su rival era Rubalcaba, no lo olviden. El PSOE rectificó y puso a Pedro Sánchez. Después creció Albert Rivera, y entraron las dudas. Más aún cuando llegó Inés Arrimadas, y pasó lo que pasó en Cataluña.

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