Una vez más y como casi siempre, sin venir a cuento, el ex presidente del PP José María Aznar, "Josemari" para sus íntimos e incondicionales seguidores, realiza declaraciones negativas en un momento de crisis para el partido que presidió. Se ha presentado y ha triunfado, con los votos del PSOE, una moción de censura al gobierno del PP y a su presidente, Mariano Rajoy. Como los votos del PSOE, eran notoriamente insuficientes, ha necesitado sumar los votos de Unidos Podemos, los independentistas catalanes, PNV y Bildu. A la vista de ello, el ex presidente Aznar constata que el centroderecha español "ha sido desarticulado" y se ofrece a "contribuir con mucho gusto" y participar en su recuperación. Su razonamiento ha debido ser: "como ese centroderecha que yo conseguí y que dejé ganador, se ha convertido en perdedor por la ineptitud de la persona (Rajoy) al que se lo confié, aquí estoy de nuevo para articularlo, sin necesidad de ser militante y sin compromiso partidario, tan solo con España". Pocas veces habremos oído a un político un autoelogio tan grande. Estas vanidades son más propias de personajes de la ultraizquierda y también de la ultraderecha, porque es sabido que los psicólogos recomiendan a sus pacientes, con algún complejo de inferioridad, que extremen su importancia y aptitudes.

Como habrá sentado de mal su declaración, que nuestra diputada en el Congreso desde 1990 y ex alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, hasta ahora considerada ferviente admiradora de Aznar, se siente dolida por esta declaración, que le parece despreciativa para todos los militantes y así lo declara en este Diario.

Cuando Fraga dimitió de la presidencia de AP a fines de 1986, para sucederle hubo por primera vez en el partido dos candidaturas, encabezadas por Miguel Herrero de Miñón, que había sido vicepresidente con Fraga y Hernández Mancha, a la sazón en Andalucía y reclamado para presentarse a la presidencia por muchos militantes y provincias. Se nos encomendó por Abel Matutes, Presidente en funciones, a Aznar y al que suscribe que negociáramos un posible acuerdo entre las dos candidaturas, para evitar la división. Desde aquella negociación que duró muchas horas en pocos días y en la que no se consiguió ningún punto de acuerdo, no tengo una buena impresión del Sr. Aznar. Una vez que Antonio Hernández Mancha fue elegido presidente, en las elecciones autonómicas de 1986, recibimos muchas presiones para que el candidato de AP para las elecciones de Castilla León, no fuera José María Aznar, sino otra persona. Yo era presidente del comité electoral y el designado, pese a esas presiones, siguiendo las instrucciones de Antonio, fue el susodicho. Y ganó las elecciones, empezando su carrera política.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios