Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

Un mundo nuevo

No parece que los individualistas españoles consideren el Estado policial chino un modelo a seguir

La pandemia de enfermedad por coronavirus, con síntomas parecidos a la gripe, que produce neumonía y dificultad respiratoria y, a veces, sin síntomas, fue detectada en Wuhan (China) a fines de 2019. En tres meses se ha propagado prácticamente a todos los países y ha sido declarada pandemia. Aquí en Europa y singularmente en España nos ha cambiado la vida. Incluso cuando termine el estado de alarma las cosas no serán como lo eran antes, sino que será un mundo distinto. El porqué de la breve duración de las restricciones en China, nos lo explica un filósofo y ensayista sur coreano llamado Byung Chul Han que, en un artículo publicado en El País, escribe que los chinos están sometidos a vigilancia digital, porque allí se combaten las epidemias con informáticos y especialistas en macrodatos, porque no hay ningún momento de la vida ciudadana que no esté sometido a observación, controlando cada compra y cada mensaje en las redes sociales, premiando o castigando la conducta con un sistema de puntos y los que acumulan los suficientes pueden usarlo para viajar o obtener créditos. No parece que a los individualistas españoles y a los prósperos europeos consideren éste, el Estado policial, un modelo a seguir.

Como ocurre siempre con las desgracias, éstas traen algún bien, y en este caso lo es la demostración de la solidaridad de los españoles con sus semejantes. La lista de los destacados, a los que hay que agradecer su esfuerzo es larga, y hay que empezar por el personal sanitario en todos sus grados y escalas, con inclusión de los geriátricos que denuncian la falta de material de protección y que hace que se vean en la necesidad de acudir al Tribunal Supremo, reclamando batas impermeables, mascarillas, gafas de protección; el Ejército, con su Unidad Militar de Emergencias; camioneros, transportistas, taxistas, personal de tiendas y supermercados y, en general, aquellos que asisten a su trabajo. También quiero destacar a los que para evitar el autoelogio, no se destacan, como son los que hacen los periódicos, los programas de radio y de televisión sin cuyas noticias diarias y puntuales nos sentiríamos mucho peor.

Yo también quisiera hacer algo por los demás y no se me ocurre más que informar de algo que fue de mi oficio, como es aclarar que el estado de alarma influye en los plazos para las cuestiones en que el administrado se dirige la Administración, sea para reclamar sus derechos o para defensa de sus intereses. Sin espacio ya, queda para otro artículo.

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