juan Torrejón Chaves /

La historia del águila de La Barrosa

Los británicos se apoderaron del principal emblema francés tras la Batalla de Chiclana

El 5 de marzo de 1811 tuvo lugar la Batalla de Chiclana, donde las tropas españolas y sus aliadas, británicas y portuguesas, se enfrentaron con las fuerzas napoleónicas comandadas por el mariscal Claude Perrin, conocido como Victor. La lucha fue muy encarnizada y, por ambos bandos, las bajas resultaron elevadas. Los franceses terminaron por retirarse del campo de batalla, dejando en el mismo un crecido número de muertos y heridos.

Sufrió un castigo terrible el 8º Regimiento de Infantería de línea, perteneciente a la 2ª División, al frente de la cual se encontraba el general Leval. Se trataba de una unidad muy acreditada y experimentada, que había participado en batallas memorables, entre ellas las de Austerlitz, Lubeck, Essling, Wagram y Talavera de la Reina.

De los aproximadamente 1.200 hombres que presentó al combate, sus bajas alcanzaron a ser 726: murieron 74, entre ellos su coronel Jean-François Autié, resultaron heridos 622 y los restantes quedaron abandonados en el campo de batalla, sin poder ser auxiliados por sus compañeros.

Tras un contundente ataque del 2º King's Legion Hussars, el Regimiento francés comenzó a retirarse. Entonces, los componentes del 2º Batallón del Regimiento 87º de los Fusileros Irlandeses se lanzaron en su persecución y, tras una andanada a quemarropa, efectuaron una impetuosa carga a la bayoneta, avanzando al grito en gaélico de Faugh a ballagh (Clear the way).

En la refriega, cuerpo a cuerpo, el águila imperial del 8º Regimiento fue capturado en una acción extraordinaria. Por parte británica, el joven alférez Kough llegó a tomarla, arrebatándosela por un momento a su portador, el teniente Guillemin. Pero le dispararon de inmediato y murió en el acto, atravesándole una bala el corazón. Terrible resultó la lucha por su posesión y varias vidas francesas fueron entregadas valientemente en su defensa: siete entre oficiales, sargentos mayores y soldados cayeron uno tras otro. Finalmente, el sargento Patrick Masterson, armado de su lanza, logró el ansiado trofeo. Al cogerlo, lo levantó eufórico y gritó: By Jaysus, boys, I have the Cukoo.

Los irlandeses consiguieron sólo el asta y el águila que lo coronaba, al que estaba fijada, pero no la bandera del 8º Regimiento. Debió ocurrir que, en su retirada y ante el vigoroso ataque enemigo, los franceses la separaran con el objeto de salvarla ante el inminente peligro de perderla.

Ésta fue la primera captura de un águila imperial napoleónica por parte del Ejército británico en la Guerra de la Península, y el 87º se convirtió en la envidia de todas sus unidades militares que se hallaban en la misma.

El águila imperial capturada pertenecía al modelo del año 1804. Tenía alrededor de 10 pulgadas de altura (25,4 centímetros) y se hallaba colocada sobre un plinto o base cuadrada de escasa elevación, en el que se encontraba grabado el número 8, correspondiente al Regimiento. Estaba labrada en plata sobredorada, lo que llevó a muchos a pensar que se trataba de oro macizo, como así era toda la corona de laurel, esmaltada de azul, que colgaba alrededor de su cuello. Esta pieza, que no era común en las águilas napoleónicas, había sido añadida como distintivo de honor, regalado por la ciudad de París a los vencedores de la Batalla de Austerlitz.

La garra derecha del ave se dispuso elevada para tener debajo un rayo, que en el trofeo logrado por los soldados irlandeses no se encontraba. Es bastante probable que desapareciera en el propio campo de batalla, en la reñida lucha por su captura.

Al día siguiente de ser tomada, el águila fue paseada triunfalmente por las calles de Cádiz, entre el sonido de las campanas y el tronar de toda la artillería de la plaza y de sus fortificaciones, mientras que la población, enardecida, exclamaba: "¡Viva España!, ¡Vivan las Cortes!, ¡Muerte a nuestros opresores!".

Más tarde fue trasladada a Londres con objeto de hacerla participar en la espectacular parada militar que se celebró el 18 de mayo de 1811, cuando seis águilas (cinco de ellas con sus banderas), y otras enseñas tomadas al Ejército francés por los británicos fueron rendidas ante la bandera de la Unión. El espectáculo resultó indescriptible y se convirtió en uno de los mejores jamás visto en la capital de Inglaterra. Seguidamente, todos los trofeos de guerra fueron depositados en la Whitehall Chapel, donde se celebró un solemne oficio religioso y se cantó el Te Deum.

De la Whitehall Chapel, el águila de la Barrosa pasó al Real Hospital de Chelsea, donde desapareció el 16 de abril de 1852, cuando un audaz ladrón entró rompiendo el tejado y la sustrajo. Por fortuna, existía un dibujo bien realizado por el teniente Pym, lo que permitió efectuar una réplica.

De los 722 combatientes del 2º del 87º que participaron en la Batalla de Chiclana, murieron un oficial y 44 soldados; mientras que cuatro oficiales y 124 hombres resultaron heridos. Por su bravo comportamiento en aquella jornada, los irlandeses fueron condecorados nada menos que con 111 medallas (el Batallón consiguió a lo largo de la larga Guerra Peninsular un total de 174). La Barrosa fue para el Regimiento una Batalla de Honor.

El 18 de abril de 1811, en consideración a los servicios prestados en diversas ocasiones, y más recientemente en la brillante acción del 5 de marzo, el Príncipe Regente (el futuro Jorge IV) le concedió el título de 87th, or Prince of Wale's Own Irish Regiment, así como el honor de llevar sus propias armas y un águila como motivo en la bandera y demás enseñas del Regimiento, con una corona de laurel sobre el arpa.

Además, en recuerdo del combate se realizó una composición musical para gaita, denominada Barrosa, que se tocaba independiente como marcha lenta o incorporada a las marchas del Regimiento, en unión de St. Patrick's Day, Garryowen y Nora Creina.

A partir de entonces, los Fusileros Irlandeses conmemoraron cada 5 de marzo la hazaña llevada a cabo en los pinares de Chiclana, bajo la denominación de Barrosa Day.

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