La azotea

pilar / vera

A girl called james

C UANDO una ve, por ejemplo, una colección de agujas del Neolítico delicadamente expuestas en un museo siente una punzada de ternura. Ellas cosían -se piensa-, yo coso. O -ante un molde medieval de gofres- ellas eran una glotonas, yo también. O ellas se asfixiaban con los corsés, yo me destrozo con los tacones. La causalidad hace que hoy me salte el retrato de un tal James Barry, cirujano del Ejército británico en el siglo XIX que destacó por su preocupación por las condiciones y el trato dado a los enfermos, y que fue autor de una de las primeras cesáreas exitosas, en 1826. Excepto que James se llamaba, realmente, Margaret Ann Bulkley, y se hizo pasar por hombre para poder licenciarse en la Universidad de Edimburgo y ejercer como médico. Al conocer su historia no queda más que suspirar y decir: Al menos, y a pesar de todo, ella tenía que esconderse. Yo no me escondo.

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