LE agradezco que haya usted llegado hasta esta página después de haber visto nuestra foto de portada. Yo no hubiera tenido más fuerzas para seguir leyendo. No me hubiera interesado, el menos por hoy, lo que ocurre en mi barrio, en mi ciudad, en mi país, en el mundo. No mientras que en cualquier lugar del planeta que comparto con más de siete mil millones de humanos se den imágenes como la del niño sirio muerto en la orilla de una playa turca. En esa misma orilla donde los niños de su edad juegan y ríen, el pequeño encontró su final. Una foto que debe avergonzar a quienes han permitido un desenlace tan cruel. Una foto que deberían colgar en los despachos de los que causan estas desgracias para que les acompañe y les martirice la conciencia mientras vivan. No es posible mirarla durante más de cinco segundos. Es duro pertener a un mundo donde ocurren estas cosas.