BAJAR el precio de las entradas de los cines está revitalizando las salas. Han bautizado la iniciativa como 'La fiesta del cine', una denominación un tanto redundante porque la liturgia de ver una película en una gran pantalla sigue teniendo algo de mágico, de arte inmortal. Siempre me han encantado las películas que el cine se regala a sí mismo, cintas con un fondo de autohomenaje, selfies primitivos cuando la era digital aún no se vislumbraba en el horizonte como 'Cinema Paradiso' o 'Cautivos del mal' que ponen a flor de piel las emociones y los recuerdos. El cine, la cultura en general, debe contar con el apoyo de la industria pero también del Gobierno, porque forma parte de nuestra memoria colectiva y nos retrata mejor que muchos libros, porque ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras. Vayan al cine. Vayan y gocen sólo por el hecho de ir.