E LLA me lo contó y yo lo gloso. Resulta que, en agradecimiento por su competencia y simpatía en su profesión de boticaria analista, recibió de un enfermo de regalo un faisán. Quizás el pájaro más bello y vistoso de las gallináceas. Ella lo agradeció, pero a su vez quiso agradecer a su médico sus atenciones y sin pensarlo dos veces, fue y le regaló el faisán. El médico se dijo: "¡Mira qué regalo más curioso, verdaderamente es original y exótico!" Y ni corto ni perezoso se lo regaló a un amigo a quien le debía varios favores. Recibido por este, agradeció mucho el obsequio y pensó que más que comérselo, era objeto propio para regalárselo a su abogado que siempre le estaba llamando y preguntando. Y así lo hizo, mas el letrado, que a la sazón estaba soltero, pensó que era mejor enviárselo al de la gestoría que siempre le estaba haciendo favores. El gestor, mira por donde, se hacía análisis periódicos en el laboratorio de la boticaria... fue y se lo llevó bien envuelto en celofán. Ella, al verlo, por poco se desmaya, lo reconoció por la cola multicolor y la cabeza emplumada. Muerta de risa, se lo llevó a casa y, no sé si lo ha hecho, pero pensó disecarlo para gloria y honra de las buenas costumbres y en su día contárselo a su nieto.

El regalo está entre el cohecho y la buena educación. Si tú regalas al concejal o al alcalde por el mero hecho de serlo, estás cohechando, sobornando, esperando un favor a cambio. Pero si le haces un regalo a Perico el de los boquetes porque se porta bien contigo, es de buena educación porque en la vida hay que ser agradecido, que no todo te lo mereces por tu guapura. De todas maneras, hay que tener precaución porque hay regalos envenenados, otras veces puede haber gato por liebre y otras nos las pueden dar con queso. Esto del faisán ha pasado muchas veces con los regalos de bodas porque para qué quieren los novios una docena "de tú y yo".

P.S. ¿Y en política española? No sé si es un regalo lo que nos está lloviendo. Yo entiendo que la gente esté cabreada, mas no entiendo que la solución, en el contexto europeo en el que estamos, pueda estar en la izquierda de la izquierda. ¡A estas alturas!