EL juez Juan Luis Rascón dejará de dar clases de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Como al resto de profesores asociados, se le rescinde el contrato, a pesar de que ganaba 347,21 euros brutos al mes. Lo de los decimales es marca de este jurista, y es que, siendo diputado socialista, se abrió una página web en la que daba cuenta de todos sus ingresos y de su patrimonio. Aportaba, además, una declaración de su esposa, porque ya saben que en España hay políticos que se enteran por la prensa de que su cónyuge llega a casa con Jaguar nuevo. Normal, son tan estilizados que ni se ven. Como el coche fantástico. Rascón contó sus ingresos hasta la última décima, de ahí su credibilidad. Más tarde se rebeló contra las jerarquías que rigen los partidos, caso del que le llevó a las Cortes, y predijo el "batacazo" del PSOE en las elecciones autonómicas, aunque -aseguró en enero- que, "con un poco de suerte", lograría gobernar. Después de 22 años, le echan porque la Universidad necesita ahorrar. Les toca a todos: a los catedráticos y a los profesores titulares les bajan el sueldo; a los alumnos le suben el precio de la matrícula y a otros, como a los asociados, les resta la peor parte. La cifra de eso llamado investigación recuerda ya a Ramón y Cajal. Aquí, hemos confundido las reformas con los recortes, y eliminamos gastos y gastos creyendo que llevamos a España hacia nuestro ideal europeo, aunque, en realidad, vamos a la anorexia social y económica. Ahora soñamos con países Latinoamericanos a los que emigrar. En la universidad hay otras formas de ahorrar que ésta de prescindir de los asociados que, como Rascón, aportaban dosis de realidad a esos claustros impermeables. Alumnos que se convirtieron en profesores para enseñar química, economía o periodismo sin haber pasado en su vida por una destilería, una empresa o una redacción. Un ex rector de Córdoba me cifró cierta vez cuánto se ahorraría si a los alumnos de determinadas licenciaturas de Humanidades les pagaba el viaje diario en AVE hasta la Universidad de Sevilla y, así, cerrar esto que ahora llaman grados sin más perjuicios. Ahora, deberá cerrarlos y, además, echar a Rascón.