LLEVO días muy preocupado. Desde que recibí un email de Caracas. Muy preocupado. Me cuenta Asdrúbal Aguiar que Maduro ha insultado al gran escritor, historiador y compadre mío Guillermo Morón. Guillermo es ya un anciano encerrado en su biblioteca. Fue presidente de la Academia de la Historia de Venezuela, catedrático de la Universidad Simón Bolívar... Lleva decenios siendo una institución de la cultura venezolana y latinoamericana, autor de decenas de libros de investigación histórica, ensayos y ficción. Su Historia de Venezuela ha enseñado a generaciones de compatriotas las raíces de su ser histórico. Pues bien, Maduro lo ha insultado tratándolo de historiador oligarca, que es algo que no se entiende muy bien pero que, en su soflama populista, puede traerle al historiador y a su familia no pocos problemas. Sobre todo si tenemos en cuenta que hay un chavismo rampante y armado, incluso con una botella de gasolina que meter por una ventana de la casa de este valiente que se ha atrevido a criticar la deriva de la política venezolana. Cuando hay miles y miles de personas muertas cada año por la violencia en la República, no es para estar tranquilos con esa señalización de un enemigo de Chavez, resucitado en este personaje inquietante llamado Nicolás Maduro.

Pero bien, su enloquecimiento es progresivo. Porque después de lo del bueno de Guillermo Morón y de utilizar lo peor contra el "canciller" español, a quien exigió "sacar la nariz de Venezuela", ha arremetido contra el presidente de Colombia y posteriormente contra el de los Estados Unidos, Barak Obama, a quien identifica con Satán, el demonio. Santos "participa" en una conspiración para asesinarle y Obama es el cerebro de todo lo que se "trama" contra Venezuela. En la paranoia política -verdadera o supuesta- de este personaje aupado por Cuba y una cepa orgánica de chavistas temerosos de perder poder y prebendas, han establecido un imaginario a quien ya le pusieron nombre: Pinochet, lo que "quiere" Capriles. Les da igual, se trata de lo que se trata, asentarse en un poder logrado sin legitimidad y consolidar su vía al socialismo conectando un río de petróleo barato o gratis a la dictadura de los Castro, que le dan el marchamo revolucionario con el cual consolidar un régimen que pretende excluir a la mayoría del pueblo venezolano, destruir la clase media y establecer una dictadura socialista bolivariana. Malos tiempos. La república, un estado maltratado por las oligarquías políticas anteriores, tan rica de materias primas, no cumplió el sueño de Guillermo Morón: construir una dirigencia de formación universitaria, abierta, con un irrebatible sentido de la libertad. Años después, quién lo habría pensado, se encuentra cercado por la infamia. Mi buen amigo.

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