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Manolo Gómez de la Torre quiere crear un museo con todas las maquetas de proyectos sin realizar desde la Torre del Trimilenario y el aeropuerto de Torregorda en adelante, con las decenas de miles de puestos de trabajo que se iban a crear y no se crearon. Un cementerio de los proyectos olvidados, solo que de un tiempo a esta parte no se hacen maquetas, se hacen diseños por ordenador: no hay nada más peligroso que un tonto aburrido con ordenador. Quizás la última maqueta fue el puente sobre la Bahía que iba a hacer el Ministerio de Obras Públicas en la época de Borrell y Carlos Díaz. Se desconoce su paradero, estará criando polvo en cualquier esquina, junto con las placas de Pemán, de Carranza y de Varela, por decir algo. Ahora se llevan las infografías que, con el uso de la Inteligencia Artificial, quedan muy aparentes. Nos acaban de presentar un Pabellón Portillo que, dicen, estará para 2028, vaya usted a saber. Hace unos días nos presentaron el enésimo hotel maravilloso en la Punta de San Felipe, con no sé cuántas piscinas y cientos de puestos de trabajo. Días después nos muestran otros dibujitos sobre cómo quedará el muelle Ciudad cuando se recuperen 20.000 metros cuadrados, fantasías animadas de ayer y hoy. Del nuevo hospital recuerdo dos infografías diferentes, una de hace 20 años y otra de hace unos meses, aunque me malicio que yo no veré ese hospital, no solo por mi avanzada edad, sino porque todo es mentira. De la Ciudad de la Justicia hemos visto también unas cuantas recreaciones. Llegaba un nuevo consejero y lo primero que hacía era encargar unos dibujitos para tenernos entretenidos mientras los dirigentes se dedicaban a conspirar en sus partidos. De Valcárcel vimos en su día el dibujo del hotel que había ideado Rafael Román hace 25 años. Del Castillo de San Sebastián se hicieron dibujitos del Faro de las Libertades, del Muelle del Socorro y de la ampliación del Paseo Quiñones, hasta que llegó Luis Pizarro y mandó parar. De plaza de Sevilla y aledaños se han hecho de todos los colores. Qué decir de la cantidad de edificios singulares que se iban a construir en las Casitas Bajas, en San Severiano y tantos otros. Que no se me olvide la pirámide proyectada por Paco Vivas en el cementerio que iba a ser un parque con el fantástico nombre de El Descanso, la nueva Zona Franca de Montoro y sus 5.000 puestos de trabajo, las viviendas en palafitos que había ideado Jorge Moreno junto al Polígono de Levante, los miles de pantalanes delante de la Barriada de la Paz. La industria pesada de Cádiz son los graciosos y los dibujitos.
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