NOS han abducido. Nosotros no sabemos lo que es la prima de riesgo, reconozcámoslo, ni la deuda pública. Casi no sabemos lo que debemos nosotros mismos. Pero ahora lo han conseguido, y, por increíble que parezca nos sorprendemos levantándonos, como en el famoso día de la marmota, y preguntándonos repetidamente por cómo se habrán portado las bolsas europeas. Definitivamente nos han abducido, cuando en realidad estas fechas están hechas para hablar de mujeres con los brazos al descubierto, de grandes tortillas, de tintos de verano gigantescos y, en el peor de los casos, de esa gota inoportuna que nunca nos había molestado y ahora nos despierta con un dolor nocturno. Pero en el fondo de nuestros corazones sabemos qué es lo importante de verdad. Por eso, aparte de indignarnos, seamos capaces de rebelarnos y reconocer cuáles son nuestras íntimas, auténticas, humanas preocupaciones.