SON pequeños detalles -posiblemente indetectables por muchos de ustedes- que yo llevaba un tiempo recopilando. Por el bien común, más que nada. No piensen que soy tiquismiquis. Se trata de asuntos cotidianos que podrían mejorar nuestra convivencia y el decoro general. Por ejemplo, no está bien gritar en el autobús cuando se habla por teléfono. Al resto de los pasajeros nos importa un pito que usted vaya a poner de comer alcauciles. Otra cosita: si unta ajo al pan en el desayuno, corra a lavarse los dientes y echarse Oraldine. No se imagina lo desagradable que es olerle el aliento. Se le saltan a uno las lágrimas. Caballero, no está bonito que su mujer se haya arreglado para ir a ver a la Patrona y vaya usted al lado con la camiseta del Madrid. Señora o señor mayor, no empuje para subir al autobús ni se cuele. Y llévense agua y jabón para reducir el impacto de los orines de sus perros, que huele Cádiz entero como el vate de la carpa.
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