Torre Alta

Tito / Valencia

Las capuchinas

Es otra parte de la historia de esta ciudad que se pierde. Se marchan en silencio, si nadie ni nada lo remedia, como han vivido durante tantos años y como llegaron. Sin querer molestar.

La ciudad sabía que las tenían allí, en ese edificio impresionante, una joya del patrimonio de la ciudad que no se puede dejar escapar. Son las conocidas popularmente como las Capuchinas. No quieren que se sepa su marcha. Dicen que es su forma de vida, que se sienten parte de la ciudad que las ha tratado siempre con mucho cariño y no quieren que su marcha sea una molestia para la localidad que la lleva acogiendo toda su vida. Se dedican a la vida contemplativa, una forma de vida y creencias que ya no tienen vocación. Ellas lo reconocen. Pero han estado, alguna lleva en la ciudad cerca de cincuenta años, siempre dedicadas a los isleños. Pero en el fondo, en su fondo, sienten marcharse de esta ciudad y de esta su casa, aunque reconozcan que ya se le hace grande para las cuatro que quedan.

Son Medalla de Oro de la Ciudad, muchas cofradías han tenido al convento como referencia, y ellas siempre han estado dispuestas para ceder su capilla cuando la ciudad la ha necesitado. Ha sido siempre su forma de vida, servir a los demás sin pedir nada a cambio. Y estando cercana su marcha, creo que el silencio en que han vivido siempre no puede ser la forma de marcharse. La ciudad, organizaciones religiosas tienen una deuda con las monjas de las Capuchinas.

Su marcha deja un edificio fantástico, impresionante, de lo mejor que queda en esta ciudad y que la administración debería estar atenta a su futuro, que guarda entre sus paredes la historia de unas religiosas ( a parte de las creencias de cada uno) que han dedicado su vida a rezar y pedir la felicidad de una ciudad y de los isleños. Paredes que guardan años de rezos, de cultos, de hambre, de penas y también de felicidad, mucha felicidad y, cómo no, también de secretos inconfesables.

Por eso digo, que es otra parte de la historia de esta ciudad, que tan mal trato da a los suyos, a los que han dejado huella por el mundo y por su ciudad. Somos una ciudad que nos cuesta trabajo, mucho trabajo, reconocer el mérito de isleños ilustres y también de instituciones que han dedicado su vida por la ciudad y que han escrito parte de su historia. Una historia que estamos perdiendo poco a poco y que desde nuestra administración, desde nuestro Gobierno Local (los de antes y ya veremos los de ahora) dejan marchar sin ninguna importancia.

Otras instituciones religiosas se han marchado hace tiempo de la ciudad. Con ellos se llevan su historia en forma de archivos que son el legado que la ciudad debería conservar. Pero esto no preocupa, los archivos es una de las cosas que para esta ciudad nunca ha tenido importancia. Hace poco que hemos perdido un valioso tesoro sacro que los distintos gobiernos municipales sabían que existía y no han hecho nada por conservarlo en la ciudad. Ya es tarde, ya lo tiene otra ciudad.

Por consiguiente, creo que por quien corresponda, se debería intentar que las Capuchinas no se vayan como han vivido, sin hacer ruido. Ellas forman parte de esta Isla oculta que los ciudadanos desconocemos pero que sabemos que esta ahí.

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