EN el libro Cervantes clave española el profesor y filósofo Julián Marías nos dice: "Cervantes se pasó la vida viviendo, algo que no hace todo el mundo aunque parezca una perogrullada, porque hay gente que vive lo menos posible."

Vivir la vida viviéndola, significa muchas cosas. Hay un dicho o proverbio indio que quizás lo aclare un poco que dice : "Grandes cantidades de hombres mueren cada día sin enterarse de que han sido hombres". Es decir que para vivir la vida viviéndola necesitamos acceder a los bienes de la cultura, del arte, de la información, de la lectura, de los libros, ahora de la Informática, de la comunicación, etc y luego, que nuestra estancia en este mundo sea vivencial o presencial y comprometidos con las grandes causas de la paz, la justicia, y todo aquello que contribuya a hacer la vida más llevadera con nuestro trabajo y nuestro esfuerzo.

Ahora mismo nuestro país, España, está pasando una mala racha no solamente económica con cinco millones de parados, sino que además hay una crisis de valores éticos, morales, familiares, de conducta, de comportamiento, que nos tienen muy preocupados a personas que como yo, somos mayores y no tan mayores...

Esos mismos males los estamos padeciendo en nuestra ciudad, El Puerto de Santa María. Se me ocurre que de acuerdo con el título de la columna de esta semana, tenemos una ocasión única de implicarnos en eso que hemos llamado vivir la vida viviéndola y echar una mano e incluso implicarnos en los problemas de los que lo están pasando mal. Que nos sirva de ejemplo ese gran español que fue Cervantes, que se implicó en los problemas de su tiempo, perdió un brazo en Lepanto y vivió la vida viviéndola. Es decir implicándose. Hoy por hoy a nosotros no se nos pide tanto.