La Corredera

antonio / morillo

Verdes y maduras

CUANDO en el ruedo de la plaza de toros hay un morlaco, el torero no puede retirarse y dejar a su hijo novillero que lo lidie. Debe el mismo diestro apechugar con la faena y después, ya se verá. Eso mismo deben saber, quienes instan al Rey a que abdique y deje al Príncipe Felipe en el trono. Primero debe deshacer los entuertos, que como todo humano pudo cometer y apechugar con las críticas y sinsabores , salir adelante y seguir cumpliendo con su misión y deber.

Y es que, aparte de estas consideraciones, parece que pretenden desmontar todas las instituciones del Estado. Los políticos son una bandada de pájaros, el Parlamento Congreso y Senado a hacer puñetas. La Monarquía igual. El Gobierno no digamos. Los partidos y los sindicatos guarida de maleantes. …¿ Qué queremos? ¿ Una dictadura? ¿ Anarquía? Las instituciones no sobran, ni se pueden eliminar como si fueran las causantes de nuestros males. Lo que hace falta, es poner leyes o rectificar las existentes, diques y controles necesarios, por una parte para que no sean posibles los atracos , las malversaciones y los dispendios y por otra la ejemplaridad de la Justicia, que debe ser rápida y tajante para con todos aquellos que echan la burra al trigo, los que se saltan el lindero. La gente se asombra, viendo en la tele todos los días al pillo, que se ha reído de todo el mundo y que se pasea y alardea, como si fuera un divo.

Y otra consideración, en los comienzos de la democracia, años 70 a 80, la bandera de España era signo de derechas, poco menos que de fachas y por la contra nuestra bandera andaluza era signo de progresismo. Afortunadamente se superó. Pero ahora se vuelve a las andadas, la bandera de España parece ser signo de antiguallas y la republicana de progres. ¡ No te fastidia colega! La Instituciones están por encima de las personas y deben quedar de una vez por todas definidas y respetadas. Y además acordarse, un poquito por lo menos, del papel decisivo que tuvieron en la Transición. Hacia dentro y hacia fuera. No es justo poner en la balanza solo los pecados, también las virtudes. Hay que estar a las verdes y a las maduras, o al revés.

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