Nunca se habló más de cruceros en el puerto de Cádiz que en estos días. Pero lo que quizás no se dijo, es que, independientemente de lo que gasten los turistas, éxitos como este se deben a una labor continuada de muchos años de los profesionales de la Autoridad Portuaria y especialmente, en estos días, me ha venido el recuerdo de Fernando Guerrero que fue muchos años director comercial del Puerto y que nos dejó este año para júbilo suyo, después de tantos de trabajo. Creo que se merece el reconocimiento público más allá del de sus compañeros del Puerto de Cádiz. Como Fernando presume, con razón, cuando él llegó al puerto, la Bahía de Cádiz movía 3,5 millones de toneladas y diez años después ya rozaba los 7 millones. Ha sido el "vendedor" de nuestro puerto y tiene mucho la culpa, junto a Rafael Barra, del resurgir de los cruceros o de la apuesta por Cádiz en tantas ferias comerciales como se ha pateado por medio mundo. Creo, que su sintonía entre sus compañeros ha sido también un talante de este capitán de la marina mercante, que después de muchos años de navegar decidió atracar en las oficinas de la Compañía Trasatlántica de Cádiz y pasar por diferentes puestos de la que era en esos momentos la primera naviera española, no solo por los datos estadísticos, sino también por su historia. Con Fernando Guerrero tenemos que reivindicar la importancia de los departamentos comerciales en las infraestructuras portuarias y la necesidad de salir a la calle a buscar líneas, barcos y mercancías. Afortunadamente nuestro Puerto de Cádiz es un puerto "medianito" pero que se ha sabido mantener entre tráficos emergentes y otros que han ido decayendo a lo largo del tiempo, como los graneles. Como en toda empresa hay que "venderse" y venderse también a la sociedad, darse a conocer como ha ocurrido, con otro hecho significativo que ha sucedido esta semana pero que sucede muy a menudo, la visita de los colegios, de los institutos, de las asociaciones gaditanas, para que conozcan la lonja, las terminales de descarga, en definitiva la realidad de un Puerto que tiene que vivir por y para la ciudad, porque ello representará una simbiosis con los ciudadanos. Si los guiris no gastan dinero en las tiendas, esto ya no le corresponde al puerto.