jueves santo

Eduardo / Albarrán / Orte

Tradiciones

MUCHO, incluso demasiado se habla en el mundo cofrade de las tradiciones. Sin lugar a duda una fiesta que viene desde tan atrás en el tiempo no deja de ser una repetición casi calcada de lo que ya hicieron otros.

Igual que hoy alguien se vestirá la túnica en una casa del barrio de la Casería, ya otros muchos lo hicieron en ese barrio de pescadores cuando, cincuenta años atrás, la cofradía comenzaba en el tránsito que hoy se nos muestra desde uno de los barrios periféricos de la ciudad.

Será igual de obligatorio mirar atrás al ver a un crucificado expirante que desde la castrense de San Francisco nos mostrará, según su restaurador Pedro Manzano, aquella visión que tuvieron que tener los isleños hace más de doscientos años cuando vieron procesionar por vez primera la imagen que mira al cielo de la Isla.

Y podríamos seguir haciendo referencias al pasado en todas y cada una de las hermandades que hoy procesionan, ver como se entronca pasado, presente y futuro por las calles de nuestra ciudad, ver como incluso aunque no queramos, estar viviendo una tarde de una forma parecida a lo que vieron nuestros antepasados.

Pero, en una jornada como la de hoy, seguirá existiendo una de la reminiscencias que más se arraiga en nuestras tradiciones, la visita a los sagrarios de la ciudad. Una tradición casi perdida y que tanto tiene que mostrarnos de lo realmente importante dentro de la religión que profesamos.

La Isla cada vez encuentra menos símbolos de estas tradiciones, son menos los trajes y corbatas negros que se darán cita en la tarde de hoy por la ciudad. Las mantillas, no peinarán cabezas de mujeres isleñas, puesto que esta, esta tradición de Jueves Santo es cada vez más minoritaria.

En una ciudad en la que se llena la boca de hablar de una Semana Santa única, de una Semana Santa con un argot particular, un habla, una manera distinta de portar a Cristo y María, la misma tierra que deja pasar las tradiciones que realmente la hacen conectar de forma directa con lo que hoy se celebra.

De nada vale entonces, seguir apostando por una Semana Santa que mantenga ciertos valores si de verdad, los que importan y hacen que tenga sentido, se pierden.

Y ojo, que no es solo culpa del cofrade o del ciudadano a pie. Mucho de esto también viene por quien debe pastorear este rebaño y no da facilidades para un acercamiento mucho más abierto a estas mismas formas de vivir una Semana Santa tan particular. La Iglesia, debe acercar a estos ritos y costumbres, debe potenciar el acercamiento a las celebraciones litúrgicas de estos días.

La Isla, nuestra Isla, pasada la medianoche de hoy, volverá a preguntarse a sí misma ¿Tradiciones? ¿Qué tradiciones debemos defender? Y entonces, antes de encontrar respuesta, se hará la mañana del Viernes Santo.

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